martes, 3 de julio de 2012


Antonio Ferrera, torero solidario
Los pequeños gestos hacen también grandes a las personas. El último del diestro extremeño Antonio Ferrera, tanto por el fondo como por la forma, no tiene parangón. El domingo 24 de junio, el mismo día en el que se encerraba con seis toros de la ganadería de Victorino Martín en el coso de Pardaleras, no dejaba aparcada su faceta más humana. Restaba tiempo a su descanso y a sus momentos de concentración, y horas antes de la corrida en Badajoz donaba un capote y un par de banderillas para una causa benéfica.
Son para la lucha de la joven morereña Nuria Amo Caballero contra su enfermedad neurodegenerativa. Una enfermedad rara, Ataxia de Friedrich, que va mermando poco a poco sus facultades desde que se la diagnosticaran hace cinco años. Nuria y su familia necesita recaudar fondos para que continúen las investigaciones médicas sobre la misma.
Esta patología provoca un daño progresivo en el sistema nervioso que ocasiona desde debilidad muscular, impidiendo la autonomía personal, a problemas de dicción, enfermedad cardíaca y otros síntomas mucho más severos.
El diestro extremeño le brindaba, además del capote y las banderillas, una dedicatoria escrita en el propio capote en la que se leen sentidas palabras como apoyo, fuerza y cariño.
«Es un hermoso detalle que honra a este gran torero y a esa gran persona que es Antonio Ferrera», destacó el padre de Nuria, José María Amo, recién llegado de la corrida de toros, de donde traían el regalo del torero extremeño.
El capote y las banderillas se sortearán en una rifa para la que se han hecho hasta el momento 2.000 papeletas. El sorteo será el próximo 10 de agosto, el día de San Lorenzo Mártir, el patrón de La Morera, una localidad de unos 700 habitantes en la comarca de Zafra.
Con este gran gesto, Antonio Ferrera ha querido aportar su granito de arena a la lucha de Nuria contra su enfermedad. La joven se emociona cuando piensa en la promesa que le ha hecho de que le hará una visita cuando vuelva de su gira por tierras americanas.
A Nuria Amo le cambió la vida de un golpe a los 13 años. Un absurdo mareo y la intuición de que perdía el equilibrio mientras bailaba sevillanas fueron los primeros síntomas de la Ataxia de Friedrich.
Cinco años después le condiciona su vida. Nuria necesita estar acompañada en todo momento por alguien. Tiene dificultad para andar sola. Su calidad de vida está mermada y esto «con 18 años es muy, pero que muy duro», afirma. Quizás por eso y para que esos avances no se vean retrasados o paralizados por la crisis, y lleguen pronto, Nuria inspiró la puesta en marcha del festival benéfico hace dos semanas para obtener fondos para la fundación que estudia la enfermedad.
La ayuda inesperada de Ferrera le ha producido una especial alegría. Pudo estar con él unos minutos antes de su encierro con los victorinos y la joven le agradece especialmente el gesto.

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