Cebada Gago lidia esta tarde en Pamplona por vez primera tras la muerte de su emblemático propietario
Por Ángel Berlanga
Última actualización 09/07/2012@11:28:30 GMT+1
“Desde donde esté va a ver todo con detalle, estamos seguros”, declara su hijo mayor, Salvador García Cebada.
La de este año es la primera feria de Pamplona sin Salvador García Cebada, don Salvador, a secas, en el mundo del toro. El creador de la ganadería de Cebada Gago, aquel que dio impronta y personalidad a los cebaditas, ya no está entre nosotros y, por vez primera, faltará a su cita con San Fermín. Es cierto que en los tres últimos años de su vida no pudo desplazarse hasta la capital navarra -su avanzada edad y la consiguiente merma de facultades físicas pasaron factura-, pero no es menos cierto que siguió puntualmente las evoluciones de su encierro en las calles y en la plaza pamplonesa desde su finca gaditana La Zorrera. Ahora, es su espíritu el que está con nosotros, es su alma la que seguirá disfrutando de la feria que tanto amó como ganadero y de la feria a la que viajó para lidiar sus reses durante las tres últimas décadas.
Hoy lunes, 9 de julio, sus hijos lidiarán en la plaza de toros de Pamplona sabedores de que su padre, toda una institución en Pamplona, ocupa una barrera de privilegio en el cielo: “Desde donde esté va a ver todo con detalle, estamos seguros”, declara su hijo mayor, Salvador García: “Sé que va a disfrutar de la tarde porque la de Pamplona era una de las plazas a las que más cariño tenía. El Puerto, Sevilla, Bilbao… son otros sitios muy nuestros, pero, por encima de todos, siempre aparecía Pamplona en la mente de mi padre”.
Salvador García Cebada vivía intensamente las fiestas: “Lo vivía todo: desde el encierrillo la víspera por la noche, hasta la corrida del día siguiente por la tarde, pasando, por supuesto, por el encierro matinal y el sorteo y apartado en los corrales. Recuerdo que siempre se iba para la plaza para ver la llegada de los toros tras el encierro y también que por las noches le encantaba irse a cenar con su íntimo amigo don Miguel “El Potra”, y, en función de la edad, alargaban más o menos la fiesta nocturna. Hasta los noventa años que empezó a mermarle la salud, su viaje a los sanfermines no falló ni una sola temporada”, rememora Salvador.
El hotel Yoldi, el Maisonnave, el Europa… Todos gozaron con la bonhomía, señorío y caballerosidad de don Salvador: “Allá donde iba dejaba huella y se notaba que la gente le quería mucho”, apunta su hijo, antes de desvelar su mayor placer culinario durante las fiestas: “Adoraba las pochas, ese era un plato fuerte que se metía para adentro todos los años”.
Este lunes todo el mundo del toro en Pamplona vuelve a acordarse de Salvador García Cebada, aunque, como confiesa su hijo,“los habrá, como nosotros, que sigamos acordándonos de él todos los días de nuestra vida. Ojalá la corrida embista y podamos brindarle el homenaje que a él más ilusión le haría”.
PUBLICADO EN APLAUSOS (Número 1814, del 2 de julio de 2012)
Hoy lunes, 9 de julio, sus hijos lidiarán en la plaza de toros de Pamplona sabedores de que su padre, toda una institución en Pamplona, ocupa una barrera de privilegio en el cielo: “Desde donde esté va a ver todo con detalle, estamos seguros”, declara su hijo mayor, Salvador García: “Sé que va a disfrutar de la tarde porque la de Pamplona era una de las plazas a las que más cariño tenía. El Puerto, Sevilla, Bilbao… son otros sitios muy nuestros, pero, por encima de todos, siempre aparecía Pamplona en la mente de mi padre”.
Salvador García Cebada vivía intensamente las fiestas: “Lo vivía todo: desde el encierrillo la víspera por la noche, hasta la corrida del día siguiente por la tarde, pasando, por supuesto, por el encierro matinal y el sorteo y apartado en los corrales. Recuerdo que siempre se iba para la plaza para ver la llegada de los toros tras el encierro y también que por las noches le encantaba irse a cenar con su íntimo amigo don Miguel “El Potra”, y, en función de la edad, alargaban más o menos la fiesta nocturna. Hasta los noventa años que empezó a mermarle la salud, su viaje a los sanfermines no falló ni una sola temporada”, rememora Salvador.
El hotel Yoldi, el Maisonnave, el Europa… Todos gozaron con la bonhomía, señorío y caballerosidad de don Salvador: “Allá donde iba dejaba huella y se notaba que la gente le quería mucho”, apunta su hijo, antes de desvelar su mayor placer culinario durante las fiestas: “Adoraba las pochas, ese era un plato fuerte que se metía para adentro todos los años”.
Este lunes todo el mundo del toro en Pamplona vuelve a acordarse de Salvador García Cebada, aunque, como confiesa su hijo,“los habrá, como nosotros, que sigamos acordándonos de él todos los días de nuestra vida. Ojalá la corrida embista y podamos brindarle el homenaje que a él más ilusión le haría”.
PUBLICADO EN APLAUSOS (Número 1814, del 2 de julio de 2012)
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