Pureza, gloria y dolor en la Monumental de Madrid. La autenticidad de
Iván Fandiño palpaba la victoria a milímetros de la muerte. Faltaba la hora final para refrendar una faena de triunfo de ley. Pinchó el de Orduña y se tiró a matar o morir en el segundo encuentro.
No le perdonó el bravo «Grosella»: el pitón se hundió en el muslo y giró sobre las carnes ya rotas, mientras manaba la sangre camino de la enfermería.
Momentos de angustia por la incertidumbre hasta que su apoderado,Néstor García, dio las primeras noticias a los micrófonos de Canal Plus: «La cornada atraviesa el muslo, pero por fortuna no afecta a arterias ni venas».
Después de una
larga hora de intervención, el cirujano de
Las Ventas, Máximo García Padrós, dio el parte oficial: «Herida en el tercio medio de la cara interna del muslo derecho, con trayectoria ascendente de
25 centímetros. Destrozos en
músculo cuádriceps. Contusiona fémur y alcanza cara externa superior de este muslo. Contusión de vasos femorales, con rotura de colaterales. Contusión en región dorsal.
Pronóstico grave. Trasladado a
La Fraternidad».
El doctor confirmó que el pitón «entró por la cara interna y salió por la externa; por suerte, el fémur desvió la trayectoria, aunque dejó amplios destrozos musculares». ¿Tiempo de convalecencia? «Para alguien normal, dos o tres meses; para un torero, unos 30 días». La casta de la torería.
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