Triunfo de Ginés Marín y Terrón en una entretenida novillada de Talavante
Alejandro Talavante se estrenó como ganadero en Olivenza con una novillada muy bien presentada y de juego variado
El ambiente en las calles de Olivenza una hora antes de que comenzara el festejo y el gran ritmo de entrada de público a la plaza hacía presagiar que las gradas del coso abaluartado iban a mostrar el espléndido aspecto que mostraban cuando los alguacilillos despejaron el ruedo a las cinco y media de la tarde para que saliera por la puerta de chiqueros 'Farfono' un colorado ejemplar de la ganadería de Alejandro Talavante.
El fuenlabreño Francisco José Espada cuajó una excelente faena, basada en varias tandas de indudable mérito con la mano izquierda. Todo pintaba para triunfo absoluto hasta que el madrileño tomó el acero y cualquier opción de trofeo se desvaneció por completo. Dos pinchazos y nueve descabellos le hicieron falta al de Fuenlabrada para acabar con 'Farfono', que fue ovacionado en el arrastre.
Remontó la tarde con la salida de Luis Manuel Terrón, muy respaldado en los tendidos por sus paisanos de Higuera de Vargas, quien con temple y decisión ligó las embestidas de 'Rescoldo' un negro mulato que se mostró algo más distraído que su predecesor. Terrón exprimió el pitón de recho de su oponente hasta que este se dio por vencido y mató de una buena estocada, algo tendida, que sirvió para que el novillo rodara y el sobrino nieto de don Luis Terrón paseara una oreja por el ruedo oliventino.
La novillada mantuvo su interés con el regreso de Ginés Marín a su plaza, tras el rotundo éxito cosechado el año pasado, quien abrió boca con un ajustado quite de chicuelinas y trató de aprovechar las escasas fuerzas de Pregón, un precioso ensabanado con mejor pitón derecho que izquierdo, menos transmisión que sus hermanos y embestidas cortas pero encastadas que permitieron al oliventino nacido en jerez de la Frontera cortar una oreja tras una soberbia estocada.
El cuarto turno correspondió al castellonense de Alzamora, Jonathan Blázquez 'Varea', que se encontró con el primero de los dos novillos que conformaron el peor lote de la tarde. No le faltaron ganas al levantino ante 'Contento', un jabonero de Talavante que quizás se llevó demasiado castigo en el caballo y que acabó sin juego ni fuerzas para que Varea le administrara un pinchazo y una estocada que acabaron con una ovación de los tendidos.
A la vuelta del ecuador de la tarde, Francisco José Espada se encontró con el novillo con más apariencia de novillo de los que hasta ese momento habían comparecido en el coso oliventino, al que volvió a cuajar una meritoria faena por ambos pitones tras brindar su muerte al público. Aún frustrado por la larga agonía de su primer oponente, Espada se empeñó en alargar la faena hasta el punto de que el público, muy receptivo durante gran parte de ella, se acabó enfriando. Un pinchazo hondo, una estocada y dos descabellos acabaron por convertir cualquier posible recompensa en una ovación.
Si a la novillada le faltaba un gesto, Luis Manuel Terrón se encargó de solucionarlo al colocarse para recibir a portagayola a su segundo enemigo. 'Lázaro', que así se llamaba el ensabanado que salió por chiqueros, no vio el engaño de higuereño y sólo los reflejos de éste lograron evitar la desgracia al tirarse de bruces al albero.
Con mucha menos clase que sus hermanos, 'Lázaro' combinó embestidas cortas y desiguales con varias pérdidas de manos que apenas permitieron a Terrón cobrar algunos buenos muletazos con la mano izquierda. Un estoconazo, que no impidió, aviso y un descabello, permitió al de Higuera de Vargas cortar su segunda oreja de la tarde y abrir la puerta grande.
El triunfo de su compañero de escuela obligaba a Ginés Marín a salir a por todas ante 'Tramposo', segundo novillo de su lote que, además, permitió volver a ver banderillear sobre un albero extremeño a Javier Ambel, torero de plata extremeño que tantas tardes de gloria brindó a la cuadrilla de Sebastián Castella.
Citó de lejos Ginés a 'Tramposo' para ligar alguno de los muletazos más espectaculares de la tarde al aprovechar el oliventino la noble embestida del de Talavante por la izquierda, hasta que las fuerzas fueron restando verdad a sus embates. En ese momento Ginés sacó el novillero que corresponde a sus 17 años para rematar una faena que acabó unas bernardinas que encandilaron a sus paisanos. Una gran estocada le otorgó las dos orejas que paseó por su plaza.
El que cerró plaza pudo ser el que peor juego dio de toda la tarde. Justo de fuerzas y protestón en la embestida, ahondó en la mala fortuna de Varea con su lote, que nada pudo hacer para evitar que pinchazo y una estocada acabaran en una corta pero merecida ovación del público oliventino.
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