David Galván sale a hombros en su reaparición en San Cristóbal

EFE / SAN CRISTÓBAL (VENEZUELA)

Día 25/01/2014 - 17.49h

Iván Fandiño corta una oreja y sufre una fuerte voltereta; El Pino recibe un puntazo

PALOMA AGUILAR

David Galván, en una imagen de archivo, en Las Ventas

El español David Galván e Ivan Fandiño cortaron dos orejas y una, respectivamente, en la segunda corrida de abono de la Feria de San Sebastián celebrada en la ciudad venezolana de San Cristóbal frontera. Galván, que reaparecía de su espantosa cornada en Jaén, fue el triunfador y se marchó a hombros.

Por su parte, el venezolano Marcos Peña «El Pino» recibió un puntazo en su segundo, por lo que pasó a la enfermería de la plaza y de ahí a la clínica de toreros.

Para la corrida se torearon toros colombianos de El Capiro de SonSon, de una aceptable presentación y diferente de comportamiento.

El que abrió plaza, de bonita presencia, no dio facilidades para el lucimiento de El Pino, que lo finiquitó de dos pinchazos y estocada.

A su segundo lo lanceó con gusto y lo cambiaron con una vara y dos pares de palos, en una voluntariosa faena con un animal desrazado con el que tuvo momentos de lucimiento. Tardó en matarlo, por lo que escuchó un aviso, y recibió aparatosa voltereta.

Dura cogida

Fandiño, que no tuvo suerte en el sorteo, a su primero le pegó pases por los dos pitones pero sin lucimiento.

Toreó a gusto con el capote al quinto, que recibió una buena vara del picador Rafael Agudo, y realizó una faena largasobre la derecha. El toro le propinó fuerte voltereta. Se levantó sin mirarse y siguió pegándole pases de mérito antes de matarlo de estoconazo, que premiaron con oreja.

A Galván no le salieron toros para el lucimiento. Al primero lo cambiaron con un puyazo y dos pares de banderillas, a pesar de que estuvo valiente con la muleta. Le sacaron pases de mérito que aplaudieron y mató de estocada para una oreja.

Al sexto, de bonita estampa, le realizó pinturero trasteo acompañado por música. Se adornó con pases de todas las marcas antes de matarlo de estocada sin puntilla, que premiaron con otra oreja.