sábado, 31 de agosto de 2013

Posada de Maravillas: «El toro es un misterio hasta que te pones en el sitio»

  • El extremeño indultó un novillo en su debut con picadores y se ha convertido en uno de los novilleros de la temporada
Posada de Maravillas
Posada de Maravillas La Razón
Empezó la temporada en Olivenza (Badajoz), donde en marzo debutó con caballos, cortó dos orejas e indultó un novillo de El Freixo. Juan Luis Ambel pasó de una temporada incierta a tener días marcados en rojo. Compromisos de relevancia en los que camufló su falta de rodaje con una templada mano izquierda y una estética figura. Posada de Maravillas es un nuevo nombre en el escalafón novilleril que espera «dar una imagen renovada al mundo del toro».
- El pasado marzo en Olivenza empezó todo. Debut con caballos, dos orejas, un indulto... y novillada en Valencia.
- Así es. Sin caballos no pasó prácticamente nada, no salieron las cosas y toreé poco. Pero a raíz del triunfo en Olivenza pude torear en Valencia, en la Feria de Fallas, donde recibí una cornada. A partir del triunfo en mi debut empezó a rodar la temporada. También gracias a mi apoderado -Luis Álvarez- con el que estoy muy contento. Gracias a él he firmado contratos en Badajoz, Francia y Pamplona, donde corté dos orejas a un novillo de El Parralejo.
- Parece que esta temporada va a firmar un buen número de novilladas...
- No puedo hablar de un número concreto, pero sí creo que serán más de veinte, un número importante. Empecé la temporada con seis o siete novilladas del año pasado, toreamos en Olivenza y ahí surgió todo. Ahora es cuestión de que vayan saliendo.
- ¿Ha notado una evolución en su toreo desde que empezó la temporada?
- Esta es una profesión que va muy lenta, pero debo dar las gracias a mi equipo que está ahí entrenando conmigo y ayudándome a asimilar todo lo sucedido y lo que está por venir. Pero sí es verdad que estoy evolucionando mucho como torero. Cada día que me pongo delante tengo las ideas más claras y sé cada vez más pronto lo que debo hacer delante del novillo.
- Aunque cada animal sea una historia distinta...
- Por supuesto. Y el caso más reciente es el de Pamplona. Al novillo de las dos orejas, al pararlo en el primer tercio pensé que no tenía ni un pase, pero poco a poco, sin ponerme nervioso, logré torear como el animal necesitaba. Me dije a mí mismo: «Fuera la presión y el miedo». Las olvidé. Pensé que estaba solo en la plaza y el animal acabó entregándose. Y es que no se sabe qué tienes delante hasta que no te pones en el sitio.
-¿Y cuál cree que es ese sitio?
- Cada toro tiene el suyo, porque cada animal es diferente. Pero ese sitio es siempre el que hace que conectes con el público. Cuando se la dejas en la cara y tu cuerpo se rompe para recibir la embestida y pegar el muletazo.
-¿Ha notado también un cambio como persona durante estos meses?
-En estos meses lo que se ha convertido en una obsesión personal es el involucrar a la gente joven en los toros y en hacer que el toreo evolucione. Uno piensa mucho en la tauromaquia y personalmente voy a luchar para que la fiesta tenga un futuro muy largo. Y la clave está en la innovación, en la adaptación a los tiempos.
-¿Y cómo puede innovar un novillero?
-En este mundo del toro es muy difícil porque todo lo nuevo que se intenta hacer, a priori, se rechaza. Pero esa es mi idea y la voy a llevar a cabo. La intención es cambiar la imagen del toreo, que no sea tan antigua. En mi caso, por ejemplo, tengo 19 años y quiero que los jóvenes se identifiquen conmigo y vayan a los toros.
-¿Hablamos de cercanía?
-Sí, fuera pero también dentro de la plaza. Cuando pego un pase de pecho y me voy hacia la gente, estoy contento, feliz, y quiero transmitir esa sensación. Me gusta que disfruten de mi toreo y de mi expresión. Me han criticado mucho el colocarme la muleta en el hombro, por ejemplo, pero debemos complementar el toreo con esos detalles. Es una imagen preciosa el salir de la cara del toro y podemos hacer que lo sea aún más con esos gestos. Lo que sí es cierto es que no lo entreno, que esas ideas me surgen de dentro y las hago.
-No siempre será posible la sonrisa delante de la cara del novillo...
-La mayoría de veces, sí. En Valencia me pegó el novillo la cornada, seguí toreando y, a pesar de la herida, seguí sonriendo. Y todos preguntándose cómo podía ser. Hay mucha gente que le gusta que salga feliz de la cara del toro y voy a seguir esa línea.
-¿Cuál es el objetivo inmediato de esta temporada?
-Tener un rodaje. Torear cierto número de novilladas, triunfar y entrar en las ferias importantes. Lograr este año un caché y una preparación que sirva el año que viene para formar el lío que tengo en mente.
-¿Y en qué consiste ese lío?
-En triunfar en todas las plazas, no sólo en las importantes. Muchos pueblos son preciosos y merecen que te rompas igual ante el novillo. Uno se viste de torero para disfrutar y, para conseguirlo, hay que darlo todo. No voy a reservarme para las plazas de primera.
-De lo que sí puede hablar esta temporada es de regularidad. ¿Cuál es la clave?
-Es un trabajo constante. Todos los días realizo un entrenamiento físico, técnico, pero también psicológico. No es para volverse loco, porque creo que tampoco se debe estar todo el día pensando en el toro. Las horas que entreno sí, que son muchas, pero también soy una persona normal y me gusta estar con la familia, ir al cine... que no sea el toro una obsesión. Eso sí, la preparación, el campo, los tentaderos, el rodearte de buenos aficionados... que no falte. Todo este día a día hace que cuando tengas que ponerte delante lo veas claro.
-Cuando veía torear a su hermano, Ambel Posada, y empezó a sentir la llamada del toro, ¿se imaginaba llegar a ser novillero de ferias importantes?
-Lo veía imposible. No me planteaba llegar a estar anunciado en ferias como Fallas o San Fermín porque sabía por mi abuelo, mi tío y mi hermano lo difícil de esta profesión. Pero precisamente por conocer toda esa dificultad, me preparé y me preparo para lo que sea.
-¿Va a pisar América este año?
-Varias empresas han llamado a don Luis, mi apoderado, pero no vamos a cruzar el charco. El año que viene sí lo haremos.
-Al final tuvo que aparcar los estudios para poder dedicarse al toro.
-Acabé bachillerato y estoy a la espera de empezar una carrera. Hice selectividad y, en el momento que pueda, mi idea es iniciar estudios universitarios. Pero llevarlos sin que influyan en mi profesión.
-¿Qué le gustaría estudiar?
-Marketing.
-Algo que también podría aplicar al mundo del toro.
-En el marco taurino, un nuevo diseño para la fiesta sería muy bonito. Dar un cambio importante. Este invierno saldrá publicidad mía que va a ser muy impactante. Con una imagen y un texto distinto para que llegue a los jóvenes y les guste ver a un chaval de su edad, igual que ellos, pero que se viste de luces y sale a torear. Ese es el objetivo. Porque el aficionado ya me conoce pero la masa, no. La idea es que vean esa publicidad y piensen en querer conocerme más a fondo. Y eso incluye ir a la plaza.

Fallece el abuelo de Enrique Ponce

  • A los cien años como consecuencia de una larga enfermedad
Enrique Ponce, con su abuelo Leandro
Enrique Ponce, con su abuelo Leandro www.enriqueponce.com
Hoy ha fallecido en Valencia, y tras una larga enfermedad que le había tenido hospitalizado los últimos días, Leandro Martínez, abuelo materno de Enrique Ponce y el hombre que le inculcó desde pequeño su pasión por los toros.
Nacido hace cien años y cuatro meses en la localidad conquense de Motilla del Palancar, quiso ser torero en su juventud y con el alias de «El Motillano» intentó la aventura del toreo. Empezó en capeas y festejos menores hasta que decidió dejarlo a la vista de las muchas dificultades que implicaba aquella profesión. Pero no perdió nunca la afición y proyectó sus ilusiones sobre su nieto menor, Enrique, al que desde bien pequeño le fue enseñando los rudimentos del toreo y su historia, acompañándole a tentaderos e influyendo en gran medida en la vocación del gran maestro valenciano.
Un libro, Enrique Ponce, nieto de un sueño, del que es autor Paco Villaverde, explica perfectamente su vida y el proceso que llevó a Ponce, que sentía veneración por su abuelo, a ser figura del toreo. El funeral y posterior entierro de los restos de Leandro Martínez tendrá lugar mañana sábado en Chiva (Valencia).

Gonzalo Caballero: "Me están castigando más los toros ahora que cuando asomaba mi inexperiencia"

  • El novillero madrileño, obligado a cortar la temporada, será operado de nuevo la próxima semana de una cornada en el pene
Desplante de Gonzalo Caballero, en imagen de archivo
Desplante de Gonzalo Caballero, en imagen de archivo Efe
Con un valor a prueba de bombas, el novillero Gonzalo Caballero ha pagado un fuerte peaje durante su etapa de novillero. El último percance llegó apenas dos semanas atrás en Roquefort (Francia) con una cornada de 7 centímetros en el pene, que no le impidió regresar a los ruedos, precipitadamente, el pasado domingo. Una osadía que ahora le obliga a cortar la temporada, la herida ha empeorado y deberá pasar de nuevo por el quirófano.
-Siempre dijeron que las prisas no son buenas consejeras.
-Sí, pero el ansía que tenemos todos por torear, ese veneno que llevamos dentro, nos incita a cometer imprudencias. Pedí el alta contra la voluntad de los médicos y el domingo toree en Collado Mediano. Ahora, han llegado las consecuencias.
-Siguiendo con el refranero, visteme despacio que tengo prisa.
-Sí, fue una temeridad. Por un paseíllo, ahora voy a estar mes y medio fuera de los ruedos. La piel estaba necrosada y me la tuvieran quitar y ahora la semana próxima, el miércoles o el jueves, me van a tener que operar otra vez.
-¿Por qué asumió esos riesgos?
-Cuando estás en un momento bueno de forma en la cara de los astados, sólo piensas y ves toro en todas partes. El ímpetu te catapulta a seguir adelante y tomar esas decisiones que puedan parecer cuestionables desde fuera.
-¿En qué consistirá la operación?
-Me realizarán un pequeño injerto de piel para llevar a cabo la reconstrucción del tramo que destrozó el pitón. Me han hecho ver que el riesgo es altísimo por lo delicada que es esa zona, puesto que podría incluso quedar inutilizable.
-Entonces, temporada finalizada para usted.
-Sí, sí. Me han pedido que, sobre todo, sea sensato. No puedo arriesgarme a unas secuelas para toda la vida por no perderme media docena de compromisos. También pienso que esta precipitación ha llegado porque este mismo año, cuando me partí la cabeza del radio toreando en el campo, pude recortar mucho los plazos de la recuperación sin problema y pensé que ahora podría hacer lo mismo.
-¿Cómo llegó la cornada?
-Estaba entregado. Ya he saboreado orejas en Madrid, Sevilla o Pamplona, pero esa tarde en Roquefort, creo que fue el día más feliz de mi vida vestido de luces en una plaza. Había disfrutado muchísimo y trataba de cerrar por bernadinas. Me cogí y me caló en el pene, me levanté y volví a pegarle otra más, pero me volvió a echar mano, recibí un puntazo en el muslo. Pese a los dolores, aguanté en el ruedo hasta matarlo y las sensaciones fueron magníficas: un público tan exigente como el que hay en Francia, volcado, reconociendo mi faena fue una experiencia tremenda.
-¿Cómo está saliendo la temporada?
-Estoy contento con los resultados, pero no con el número de paseíllos. He tenido pocos contratos, pero tengo muy claro que no voy a faltar al respeto a esta profesión. No voy a torear como otros compañeros por dos mil euros, pienso defender siempre mis honorarios, aunque me cueste mucho más torear. Aunque, lógicamente, me da rabia ver como algunos de los novilleros punteros en el escalafón sí aprovechan para seguir subiendo y hacer sus carreras gracias a esas malas artes. Da lo mismo, yo quiero ser figura del toreo por la vía de la verdad.
-¿Desilusionado?
-No sé si es la palabra. Pero, desde luego, que un novillero que aglutinó tantísimos premios en San Isidro se quede toreando tan poco en verano, quiere decir que algo no encaja. En el mundo del toro que conocí y me enseñaron, un triunfo en San Isidro tenía muchísima repercusión años atrás.
-Tiene esa fecha de mayo por San Isidro grabada en la cabeza.
-Si mato los dos toros, no tengo dudas de que hubiera salido por la Puerta Grande. Pude lograr una oreja de cada animal de mi lote. Me arrepiento cada día de la mala espada de aquella tarde, lo recuerdo mucho, porque desde que lo estaba pinchando sabía que esos errores me iban a costar contratos.
-Segundo año con picadores, ¿se ve más cuajado?
-Sí, he crecido a nivel personal. Estoy más hecho y me sigo poniendo delante de «la vía del tren», ya no asoma tanto esa inexperiencia que tantas volteretas me costaba, aunque, paradójicamente, me están castigando mucho más fuerte los toros ahora que antes.
-¿Sueña con una alternativa en Madrid?
-Llegará el año que viene, seguro. Claro que me gustaría que fuera en Madrid. Es mi plaza, en la que más he disfrutado y en la que he visto toros desde pequeño. Mi sueño pasa por triunfar allí y si es desde el mismo día de mi alternativa, mejor.

Jiménez Fortes, sacrificio y triunfo

  • El diestro malagueño sale a hombros con Manzanares en la tercera de la feria de Palencia
Jiménez Fortes, izquierda, abandona el coso palentino a hombros junto a José María Manzanares
Jiménez Fortes, izquierda, abandona el coso palentino a hombros junto a José María Manzanares Efe
Palencia. Tercera de la Feria de San Antolín. Se lidiaron toros de Zalduendo, justos de presentación y de buen juego en general. El 1º, noblón y sin humillar; el 2º, de buen juego; el 3º, noble y de buen juego; el 4º, protestón y deslucido; el 5º, bronco y repetidor por el derecho, y de media arrancada por el izquierdo; y el 6º, bajo de casta y soso. Media entrada.
Juan José Padilla, de blanco y oro, pinchazo, estocada caída (saludos); buena estocada (oreja). José María Manzanares, de azul y oro, buena estocada (oreja); estocada (oreja). Jiménez Fortes, de berenjena y oro, estocada (dos orejas); pinchazo, media estocada, aviso, dos descabellos (saludos).
Se habla de una temporada dura. Por muchas cosas. Durísima debe ser cuando te cosen el cuerpo a cornadas. Una detrás de otra sin tregua. Cayó herido en Marbella Jiménez Fortes y se empleó a lo Rocky Balboa para llegar a Bilbao. Nada menos. Y llegó. A contrarreloj. Con los puntos puestos. ¿Se imaginan en una vida normal? Nada que ver. Pero el toro no perdona. Y por no perdonar su primer oponente en la arena negra de Bilbao le cogió para reventarle. Por fortuna la cosa fue menor, no tanto como para reaparecer ayer. Algo más de una semana después. Una locura. Otra más. Y no se le notó. Divino tesoro de valor. Quitó por chicuelinas y solventó las repetidoras embestidas del toro aquí y allá. Noble el «Zalduendo», queriendo, ayudaba el toro también al natural. No contenía una duda la puesta en escena de Fortes, que acabó por meterse entre los pitones y suplió la falta de transmisión del toro pasándose al animal por donde quiso. Se tiró a matar muy de verdad, muy de frente y paseó los dos trofeos. Abría la Puerta Grande. Un poco de oxígeno para casi empezar este mes de septiembre.
Tenía el sexto las revoluciones justas, contadas, lo defendía con la inercia de la velocidad, las ahogaba en las cercanía, justo donde Fortes busca el toreo, donde se gusta y se encuentra. Se ajustó hasta la saciedad ante un toro exhausto, al que le costó viajar en la muleta. Con unas manoletinas abrochó Fortes la faena que falló con la espada.
Juan José Padilla sustituía a Morante de la Puebla, la gran incógnita (su reaparición) de lo que queda de campaña. Que lo dio todo no queda duda. Lo hizo con su primero, noblón pero que no humilló nunca y con el cuarto, que se orientó pronto y empezó a protestar a medio viaje. Pura entrega la de Padilla, también en una soberbia estocada de efecto fulminante, que le valió para pasear un trofeo.
Y por la Puerta Grande se fue Fortes acompañado por Manzanares, que se las vio en quinto lugar con un toro más bronco y repetidor por el derecho y de media arrancada por el izquierdo. Anduvo el torero más fino en la faena y tuvo armonía el trasteo y rotundidad en el final, como en su anterior faena. Una estocada entera para rematar las desigualdades de un trasteo ante un toro de buen juego. Era el segundo de la tarde.
Quedaba más. Nos quedaba ver salir a dos toreros a hombros. El premio al sacrificio de Fortes fue el triunfo. Merecido era.

Juan del Álamo, en racha, corta dos orejas en Alcalá de Henares

  • Joselito Adame sale a hombros tras lograr dos trofeos a un «Cebada Gago» premiado con la vuelta al ruedo
Juan del Álamo, en imagen de archivo
Juan del Álamo, en imagen de archivo Jesús G. Feria
Juan del Álamo cortó ayer dos orejas al tercer toro de la tarde en Alcalá de Henares (Madrid) y salió a hombros junto a Juan Bautista, que logró una oreja en cada uno de su lote. Fernando Robleño, por su parte, consiguió un trofeo del segundo.
Así, en la plaza de toros de Alcalá de Henares (Madrid), se lidiaron toros de Saboya, de presentación desigual y buen juego en general. Juan Bautista, oreja en ambos; Fernando Robleño, oreja y palmas; y Juan del Álamo, dos orejas y silencio. Dos tercios de entrada.
En la plaza de toros de Tarazona de Aragón (Zaragoza), se lidiaron toros de Cebada Gago, de presentación y juego desigual. El 5º, premiado con la vuelta al ruedo. Javier Castaño, silencio tras aviso y oreja; Joselito Adame, silencio tras aviso y dos orejas; y Pepe Mayor, oreja y oreja tras aviso. Media entrada.
En la plaza de toros de La Tercera, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), se lidiaron toros de Luis Albarrán y Arcadio Albarrán (1º), de correcta presentación, nobles pero sin recorrido. Sergio Galán, ovación tras petición y silencio; Diego Ventura, oreja y ovación tras petición; Francisco Palha, silencio y oreja. Un tercio de entrada.
En la plaza de toros de Calahorra (La Rioja), en la segunda de feria, se lidiaron toros de Hermanos Sampedro, de correcta presentación y nobles en conjunto. Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y dos orejas; Sergio Domínguez, saludos y vuelta al ruedo; Manuel Manzanares, silencio y saludos. Tres cuartos de entrada.