Los toros de Torrealta resultan flojísimos, deslucidos. A los tresúltimos, más manejables, les cortan una oreja El Juli y Perera; dos, Talavante, que sale en hombros.
El primero es derrengado y rebrincado, pero no lo cambian. Enseguida, rueda por el suelo. El Juli, disgustado, abrevia. Lo caza, con salto, pero tarda en descabellar. Un triste prólogo. Lancea mandón al cuarto, noble, justo de fuerzas; quita por chicuelinas. Aunque el toro se viene abajo, muletea templado, se justifica. Entrando de lejos, estocada desprendida: oreja.
El segundo, el más chico, también flojea. Un refilonazo basta. Pereralo sujeta por bajo. Faena aceptable pero en tono menor porque no hay enemigo. Flojo pero noble es el jabonero quinto. Atornilla los pies Perera en los cambiados, liga muletazos por los dos lados. Faena completa, mandona, rematada con estocada defectuosa: oreja.
El tercero también rueda por el suelo. Talavante hace el poste, aprovecha las pobres embestidas para dibujar algún natural pero todo acaba diluyéndose. Pincha demasiado. El último, abrochado de pitones, apenas tiene fuerza. Alejandro consigue naturales largos, lentos, jugando bien la muñeca. Estocada: dos orejas.
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