sábado, 10 de agosto de 2013

José Garrido obtiene al final su recompensa

  • El debutante venezolano será operado de la rodilla en Salamanca
Natural de Fandiño a un toro de Fuente Ymbro. | Vicent Bosch

El lindo y liviano novillo burraco de Nazario Ibáñez que estrenó la Feria de Begoña salió a la noche como distraído. Escaso celo más que escasa visión, que también podría ser con tan pobre iluminación. Cosa más del comportamiento que de la vista. Sin humillar, se dejó y respondió con obediencia a la muleta de Francisco José Espada, que debutaba en Gijón como sus compañeros José Garrido y Manolo Vanegas, que no Venegas como tiende el oído a pronunciar. A Espada lo apodera César Jiménez, que también hace sus pinitos en el campo empresarial, como en Ávila. De Fuenlabrada son los dos. Apoderado y poderdante. La verticalidad y no sólo la localidad compartidas. Firme el chaval. Más decidido que el utrero a embestir, tan disipado. A los toques se centraba. No hubo causa al natural, así que Espada abundó por donde debía y le respondían. Mató al segundo viaje.
José Garrido saludó al más encarnado y sobre todo muchísimo más bravo segundo con un farol de rodillas que alumbró más que todos losfocos de El Bibio juntos. Verónicas enfibradas y bien voladas y el aire de su apoderado Ferrera en la salida de la cara del toro. Y no únicamente. Antonio comparte labores con El Tato, pero Garrido se mira en el espejo de su paisano con el capote. La tierra que tira también por chicuelinas y la mano baja. Puestísimo el tipo también con la muleta.Trepidante el ritmo. La cara del novillo de Nazario siempre en posición de embestir. Colocada hacia delante. Por las dos manos larguísimos los muletazos. A la velocidad del torete. Por alto el inicio de la faena redujo poco. O nada. A Garrido sólo le tocó una vez la muleta. Todo por abajo.Un festín de torear se pegó. Pero la estocada no tuvo muerte y el descabello desperdició el triunfo cantado más que redondo.
Manolo Vanegas, de Tachira (Venezuela), debutaba con caballos. Fuerte el burraco de Nazario. Y manso tela. Quedó enterito en los caballos. Embistió al arreón en banderillas, por oleadas. Genio también en la muleta. Vanegas se dobló a poderle. Valor sin cartón para ponerse. Y tragar. Tan verde, tan nuevo pero con un par. Superado el amago de voltereta le puso la izquierda. Sin pensárselo. De verdad el asiento. Aquello pasaba por allí como un temblor sin descolgar. Una, dos tandas incluso tres con la emoción de la incertidumbre. Hasta que se cumplió el cierto temor de la cogida y un daño evidente, probablemente severo ("aguda lesión ligamentosa", decía luego el parte), en la rodilla derecha: imposible sostenerse en pie. No tuvo otra que abandonar. Espada pasaportó como pudo la papeleta del toro a la defensiva. Se corrió turno para Garrido. Genio y guasa también en el que hacía cuarto de Nazario. Humillaba al menos más. El pacense estuvo muy, muy valiente. Conscientemente valiente, lo que consume el doble de valor. Hasta que una dura voltereta le hizo daño. Siguió sin la chaquetilla con la misma determinación. De sombrerazo. La espada le volvió a privar de la gloria conquistada con enorme exposición.
Manseó todo y más también el quinto. Francisco José Espada (o se quita el Francisco o el José, pero todo es muy largo) le dejó la muleta inteligentemente en la cara. Trazó hondo el pase cuando el novillo la empezó a perseguir. El planteamiento obtuvo sus frutos y sus embestidas, noble y despaciosamente entregadas. Había buen fondo pues. Cerró por circulares invertidos y como cazó la esperada estacada cayó una oreja en justicia.
Garrido, que debía de llevar tres orejas a estas alturas, se fue a portagayola y, además de la larga cambiada, toreó con compás ferrerista a la verónica. La media fue un calco. Al ponerlo en el caballo se le cruzó por delante y lo volteó de nuevo. Como si lo arrollara hacia la querencia. Otro que al sentir las frías arreaba muy suelto y dolido. Poderosos los doblones de JG para centrarlo. Desde ahí repetía el novillo, sin ritmo ni clase, entre el ataque y la fuga. Pero volvía al oficio del extremeño. Abundante faena abrochada por bernadinas. Por fin su estoque fue mortal y se embolsó las dos orejas debidas. De alguna manera para recompensar el conjunto de su noche.
FICHA: Plaza de toros de El Bibio. Viernes, 9 de agosto de 2013. Primera de feria (nocturna). Casi tres cuartos de entrada. Novillos de Nazario Ibáñez; de distintos remates y diferentes hechuras y seriedades; distraído y sin celo el liviano 1; bravísimo el hechurado 2; manso geniudo el fuerte 3; con mansa guasa y orientado también el 4; el mansito 5 rompió con buen fondo; de ir y venir el 6, sin ritmo ni clase.
Francisco José Espada, de tabaco y oro. Pinchazo y estocada (saludos). En el que mató por Vanegas, pinchazo, media estocada tendida y varios descabellos. Aviso (silencio). En el quinto, estocada algo atravesada (oreja).
José Garrido, de rioja y oro. Estocada y siete descabellos. Aviso (saludos). En el cuarto, estocada a la cuarta intentona. Aviso (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada (dos orejas). Salió a hombros.
Manolo Vanegas, de grana y oro. Pasó a la enfermería con una "lesión aguda ligamentosa" de la que será intervenido en Salamanca.

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