domingo, 11 de agosto de 2013

Crónica: del percance de Morante al gesto de figura de Ponce

Día 10/08/2013 - 23.32h

El valenciano se queda en solitario y sale a hombros

Un segundo, un instante. Lo que va del día a la noche, del sol a la sombra, de la vida al drama... Tarde de fiesta, de calor, de las mejores esperanzas, que se vio ensombrecida en ese instante que va del muletazo sublime al ¡ay! de dolor. Morante pasaba de muleta al segundo de la tarde. El toro de Gerardo Ortega lucía sus puntas por delante.
El de La Puebla apuntó cosas con el capote y se gustó en algunos pasajes con la muleta. Más ilusionantes que reales los retazos del torero porque el astado ayudaba poco con su sosería. Se echó la franela a la izquierda. Un natural aquí, otro allá, uno más ya en terrenos de sol. El toro cada vez más parado, cada vez se lo pensaba más antes de arrancarse, y de pronto un latigazo seco que sorprendió al torero. El pitón, derecho al muslo, hizo presa. Terrible encontronazo que siguió en el volatín que el hombre dio todavía con el asta en sus carnes.Inerte quedó en la arena, y con un gesto de tremendo dolor se lo llevaron a la enfermería. De allí salían noticias confusas, pero que coincidían en que la cornada era muy fuerte, profunda. Y allí lo operaron mientras la tarde seguía por derroteros de gloria para su compañero Enrique Ponce.
El parte médico, emitido al filo de las once de la noche (la operación duró más de tres horas), hablaba de «una cornada en el tercio medio de la cara interna del muslo izquierdo con tres trayectorias: una descendente que diseca el fémur hasta el trocánter mayor de 30 centímetros, otra ascendente hacia dentro hasta la región inguinal de 15 centímetros y una tercera ascendente hacia fuera hasta la línea áspera del fémur de 20 centímetros. Rotura de vasos internos con fuerte sangrado, de pronóstico grave. Pasa a la UCI del hospital San Jorge de Huesca y se valorará si este domingo es trasladado a la Quirón de Zaragoza».
Así que el mano a mano que abría la Feria oscense de San Lorenzo se convirtió en un instante, en ese segundo que va de la noche al día, en una tarde en solitario para Ponce, una tarde en la que desplegó lo mejor de sí ante una corrida de Gerardo Ortega, de desiguales hechuras que fue a más. El valenciando Desorejó a dos de sus toros y se echó la responsabilidad de la tarde a la espalda en un gesto de figura del toreo.

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