martes, 20 de agosto de 2013

Castella y Pérez Mota arreglan el desaguisado de los taurinos en El Puerto

Día 18/08/2013 - 23.39h

Hasta dieciocho toros se reconocieron para poder lidiarse seis en el último festejo de la Temporada de Verano

Un despropósito para cerrar la temporada de verano de El Puerto de Santa María. Con un cartel mermado por la ausencia de Morante(sustituido por Sebastián Castella), la jornada de ayer resultó estrambótica. Hasta 18 toros reconocidos. Un desaguisado. Tanto que hasta poco antes de las seis de la tarde, una hora antes del comienzo del festejo, todavía estaban en la plaza las cuadrillas intentando que aquello se resolviese.
Para colmo, se cae del cartel Alejandro Talavante. Oficialmente mandó un parte diciendo que tenía un cólico nefrítico. Si es así, nos imaginamos que no podrá torear este lunes en Bilbao. Oficiosamente, que se cabreó por qué la señora presidenta, después de aprobar cinco de Cuvillo y uno de La Palmosilla, cambió uno de los primeros, dejándolo como sobrero. Ya escribo, de opereta todo lo que ocurrió.
Y luego la señora presidenta, doña Olga Pérez, no pudo presidir al sustituir a Talavante Pérez Mota e ir en su cuadrilla el marido de la usía. Esto lo cuenta García Berlanga en una película y nos echamos las manos a la cabeza.

Dos pelaos...

El fondo de todo, desgraciadamente, es que la Fiesta –ya lo dije en Colombinas- no se la van a cargar los antitaurinos ni los enemigos que tiene, sino esos taurinos de tres al cuarto que, siempre con el compadreo por bandera, van a lo suyo sin darse cuenta del mal, del tremendo mal que le hacen a los Toros. Así nos va. Luego nos quejaremos de que la gente no va a la plaza. Que sigan, que sigan así esos taurinos. A este ritmo, a la Fiesta le quedan dos pelaos…
En el plano taurino, la tarde estuvo presidida por ese baile de corralesy el juego que dieron tres toros de Cuvillo, tercero, quinto y sexto. No está siendo buena la temporada del ganadero gaditano pero ayer, al menos, esos tres se dejaron, que no es mala cosa en estos tiempos. Ah, y el sobrero de La Palmosilla, con una embestida noblota y suavona. Si llega a tener un poco más de fuerza es de lío gordo.

Gotas de arte

Finito de Córdoba, que está de vuelta de esto, dejó ayer un grato recuerdo en el puerto. Gotas, pinceladas de arte, pero es que cuando le da por torear… A su primero, el sobrero de La Palmosilla, lo supo cuidar muy bien en los primeros tercios. Llegó a la muleta con ese son suave y noblote. Y como el Fino sabe torear, el trasteo contuvo mucha calidad. No fue una faena muy hilvanada, pero sobre todo con la diestra dejó tres series de empaque y sabor. Y al natural, de uno en uno, se gustó. También en las trincherillas por bajo y los de pecho. Todo con mucha clase y compás. Pinchó y se diluyó la oreja.
El cuarto echó la cara arriba y las manos por delante tanto en el capote como en el tercio final. Lo intentó de principio Juan a izquierdas. El animal salía del muletazo con la cara por encima del estaquillador. Insistió Finito, porfión –algo inusual en él- hasta que casi lo metió en la canasta. Es más, en los últimos compases de la faena dejó algunos derechazos de altura y enjundia. La perseverancia dio sus frutos. Como alargó el trasteo sonó un aviso antes de entrar a matar, cosa que hizo de pinchazo hondo y descabello.
Castella, que sustituía a Morante de la Puebla –y que cortó dos orejas el domingo anterior- se estrelló ante un manso, mansísimo segundo de la tarde de La Palmosilla. Lo intentó por todos los medios pero en cuanto le dio tres muletazos y le pudo, el animal allá que se fue para las tablas y de allí no se movió. No insistió más, algo que hay que aplaudirle al francés.

Muy entonado

Estuvo muy entonado con el quinto, al que le consintió mucho con el capote. Iba a brindar al público cuando el toro se le vino y lo solventó con pases por alto muy toreros y con la quietud como arma infalible. Puso a la plaza en pie. La faena, en los medios, estuvo estructurada de tal manera que el joven diestro galo aprovechó las embestidas del de Cuvillo muy inteligentemente. Repetía el astado y Castella, que conoce el oficio, clavó manoletinas y tiró de su enemigo, ligando. Y tirando del toro. Estuvo bien, mucho mejor que la tarde anterior en este mismo coso. A servidor le gustó, desde luego. Se tiró a matar el tío y las dos orejas fueron a sus manos. Nada que ver este Castella con el del domingo pasado.
Pérez Mota toreaba su tercera tarde en El Puerto. Y no se le puede poner un pero al de El Bosque, que de nuevo estuvo queriendo en todo momento. Sirvió el tercero de la tarde y lo aprovechó el torero en una faena que comenzó por estatuarios y con el que se entendió mejor por el pitón derecho. La faena dejó momentos estimables. Y como mató a la primera, cortó la oreja.
Cerró plaza otro de Cuvillo que recortó de salida, mostrando oficio Pérez Mota con el capote. Estaba enrabietado el gaditano, que ya salió por la puerta grande de este coso el pasado mes de agosto. Por eso inició la faena en los medios, citando de largo. Había que dejarle la muleta en la cara al Cuvillo. Eso hizo sobre la diestra por lo que las dos series resultaron ligadas y de buena factura. Algo más quedado el toro por el izquierdo, pero con calidad, Pérez Mota le dejó buenos pasajes. No se le puede pedir más al chaval a pesar de que la faena acabó en tono menor.

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