sábado, 17 de agosto de 2013

Oreja para Perera en una corrida deslucida de Fuente Ymbro en Dax

Muy esperado por la afición francesa, el mano a mano entre Perera y Fandiño se saldó con una gran decepción

16.08.13 - 00:03 - 
Muy esperado por la afición francesa, el mano a mano entre Perera y Fandiño se saldó con una gran decepción, merced al pobre juego de los toros de Fuente Ymbro, con los que, sin embargo, ambos diestros estuvieron muy por encima, pero poca agua pudo sacarse de un pozo seco.
Después de arruinar la encerrona de Fandiño en Bayona, los toros de Fuente Ymbro también se han cargado al mano a mano entre Perera y Fandiño. Desrazada, la corrida solo tuvo un toro aprovechable, el quinto, del cual Perera corto la única oreja de la mañana. Perera tapó en cada momento los defectos de su primero, un toro que padecía del síndrome de domesticación tan frecuente hoy en día en las ganaderías donde el manejo se ha vuelto abusivo. La faena nunca encontró eco en los tendidos y después de tres pinchazos se silenció la labor del torero.
Toreó muy bien y a compás de capote al tercero, un bonito burraco, noblón y flojito, antes de replicar a un quite de Fandiño por gaoneras. La escasa raza del toro no aguantó tantos pases, y nada más empezar la faena el astado procuró huir de cada muletazo hacía las tablas, algo que ahora se llama «abrirse» en el argot de las cuadrillas. Con mucha inteligencia y buena técnica, Perera aprovechó esta nobleza endeble sin nunca molestarla, invitando al toro en un carrusel a media altura sin emoción alguna. Pinchó antes de dejar una espada atravesada.
Sin ser nada de otro mundo, el quinto fue el único toro aprovechable por su movilidad, a pesar de algún que otro extraño que Perera solventó con valor y técnica. Bastante aburrido a estas alturas de la mañana, el público se despertó con el número de «ojedismo» -de Paco Ojeda- final, muy conseguido, y la estocada algo baja no impidió la concesión de la oreja.
El primero de Fandiño, desrazado también, lució buena condición por el pitón derecho. El cuarto, muy probón de salida, no se dejó torear de capote, pero empujó bien en una primera vara, antes de repetir durante tres series. El último tuvo genio, guasa y sentido, y después de ponerse por ambos pitones Fandiño abrevió.

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