sábado, 3 de agosto de 2013

El temple y el magisterio de Morante en Huelva

Día 02/08/2013 - 23.23h

Perdió el triunfo con el descabello en la apertura de Las Colombinas

Lo ralentiza del todo. Como este viernes en Huelva. Está Morante en ese momento en el que ve toro aunque le cueste trabajo a su oponente seguir la estela del sevillano.
Recibió a su primero con algunas verónicas de buen corte, sobre todo la media. Buen tranco el de Jandilla, al que le recetó unas trincherillas iniciales rematadas con un ayudado por alto extraordinario. A partir de ahí vino un recital de toreo sobre la diestra magistral, templado, citando casi de frente. Obra con mayúsculas. Temple a raudales. Maestría en un pase de las flores para seguir a diestras. No fue lo mismo al natural, más quedado y rajado el toro. Recibiendo mató y convenció.
Como convenció en el cuarto, un toro más tardo en sus embestidas al que no sólo entendió a la perfección el de La Puebla, sino que lo cuajó tanto con el capote como con la muleta momentos excepcionales. Suavidad sacando al toro en el inicio del trasteo, andándole. Y de nuevo el toreo cincelado en una serie diestra de cinco muletazos pletóricos, o los naturales de uno en uno, insistiendo, acariciando las embestidas. Poso con un sabor para deleitarse uno. Lentitud, parsimonia, naturales que brotaban y faena de un magisterio fuera de lo común. En corto y por derecho en la estocada, arriba. Lástima de descabello…

Característica quietud

Miguel Ángel Perera estuvo muy bien el pacense, lento en los primeros compases de la faena, ligando mucho y templando, que no era fácil. La segunda, también diestra, contuvo esa quietud tan característica de Perera. Lo estropeó todo con la espada. El de La Puebla del Prior quería el triunfo completo en el quinto pero no pudo redondear. Y para colmo pinchó.
Alejandro Talavante estuvo algo acelerado y falto de reposo en su primero, al que le construyó una faena que comenzó con buen son pero fue diluyéndose. La contundente estocada le valió el premio. Se «arrebujó» en las verónicas de recibo al sexto Talavante. Con el sexto le pidieron la oreja, pero el presidente no se la concedió.

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