jueves, 22 de mayo de 2014

«El toreo no es teatro, aquí se muere de verdad»

Día 22/05/2014 - 14.00h

Nazaré, Fortes y los familiares de Mora reviven desde el hospital la dramática corrida de la suspensión

La calle Honduras es un desfile de hombres y mujeres cabizbajos que van a visitar a los soldados heridos. Padres, apoderados y banderilleros forman corrillos comentando la tarde más sangrienta en Las Ventas desde hace 35 años, mientras avanzan hasta la clínica Virgen del Mar, convertida en un hospital de campaña. Antonio Tejero, apoderado de David Mora -el que más «balas» de los pitones recibió-, habla del milagro mientras su teléfono llamea. Su hermano,Juan, se refiere a su «admirable ánimo». Los familiares y las gentes del toro elogian el trabajo del equipo médico de Máximo García-Padrós. El cirujano informa de que Mora, con la femoral destrozada, «ha pasado la noche en la UCI con bastante dolores, pero se encuentraestable y sin fiebre». «Una cornada vascular siempre es difícil de abordar por la cantidad de sangre que se pierde -explica−. Gracias a Dios, lo cogimos a tiempo y lo operamos durante dos horas para reconstruir la zona afectada, además de hacerle dos transfusiones de sangre. Aunque hay que esperar, las sensaciones son de optimismo».
«El toreo no es teatro, aquí se muere de verdad»
J. R. LADRA
Jiménez Fortes
El ángel de la guarda de la torería visitó también a los otros dos heridos en la negra e histórica corrida del 20-M, algo que sucedió por (pen)última vez en 1979. «La evolución es positiva», reconforta a los íntimos. Saúl Jiménez Fortes, con dos cornadas (en el muslo y la pala ilíaca) y once en su carrera, sorprende por su entereza desde el hule de la 208. «Estoy contento, porque dentro de lo que cabe me recupero bien», comenta mientras suspira su madre, la torera Mary Fortes. ¿Podía pensar algo de este calibre? «Para nada -señala el convaleciente-. La cosa se complicó desde que resultó herido David (Mora). Se puso de rodillas frente a toriles, donde los toros cogen con violencia y tarda mucho en llegar un capote».

Solo un gladiador en pie

Por unos instantes, el malagueño fue el único gladiador que quedó en pie en el coliseo, con sus dos compañeros ya en camilla, aunque delante de Fetén «no era consciente». La escena al acceder al túnel del cloroformo se semejaba a la de un velatorio de pañuelos mojados y estampitas: «Cuando entré, pregunté si había opción de operarme y seguir adelante, pero era imposible, por lo que no había otra que suspender. Allí me encontré a Antonio (Nazaré) desconsolado y llorando por no poder salir».
A escasos cinco metros, en la 204, el sevillano asiente. Los toreros también lloran. «Yo lloré mucho, me quedé roto. Cuando vi entrar a Saúl (Fortes), me dije: “Ahora sí tengo que tirar para delante con la corrida”. Pero sentí un crujido en la pierna y apenas podía apoyarla. Llegaron las autoridades y se vio que no había más camino que la suspensión», cuenta emocionado. La profundidad de sus ojos marítimos ahonda en el lado humano de los que se visten de luces: «Los toreros no somos superhéroes ni de otra pasta, somos hombres de carne y hueso. A veces nos ponemos un torniquete y seguimos en el ruedo, como si no llevásemos nada, pero hay que darle importancia al toro. Las cornadas duelen, lo que ocurre es que nuestra responsabilidad nos hace dar la cara siempre». Su tono se eleva y va más allá: «Esta tarde engrandece la Fiesta y su verdad. A veces es una guerra, aquí no hay teatro, se muere de verdad. Los toros cogen cuando un torero se juega la vida. La prueba: tres tíos noqueados».

Enorme interés

Algunos periodistas ajenos a lo taurino escuchan atónitos a los caídos, que piensan ya en la vuelta al ring. Un reguero de medios va y viene por los pasillos de este Sanatorio de Toreros. «Esto es mejor que irse con silencio y silencio de la plaza. Ha tenido una repercusión enorme.¿Vendrán todos al hotel cuando abra la Puerta Grande?», reflexiona Nazaré mientras lanza un dardo a los que «solo» se interesan por los percances.
Durante la conversación, se dispara la buena noticia: a pesar de la gravedad de su lesión, con rotura del ligamento colateral interno de la rodilla derecha, la resonancia diagnostica que «por suerte no ha afectado al cruzado, que sería bastante peor». Los médicos estiman como mínimo seis semanas de convalecencia, pero el espada de Dos Hermanas rompe los cánones del dios Asclepio: «El 19 de junio torearé en Sevilla sí o sí», afirma al cuadrado. Fortes se fija el 30 de mayo en Córdoba. Y Mora, pese al brutal percance, ya piensa en la muleta. De carne y hueso, sí, pero héroes de sangre grana...

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