sábado, 28 de diciembre de 2013

Cinco figuras del toreo, en pie de guerra

Día 14/12/2013 - 03.36h

Morante, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante vetan a la empresa de Sevilla. La clave: los honorarios en tiempos de crisis

Los choques entre matadores de toros y empresarios se han dado siempre. El órdago de cinco figuras (Morante, El Juli, Manzananares,Perera y Talavante), anunciando que no torearán en Sevilla, supone una declaración de guerra. ¿Por qué? ¿Qué consecuencias tendrá? Intentemos aclararlo.
1. Un motivo poco creíble
Lo que alegan los diestros es poco creíble: no actuarán en Sevilla porque se les ha faltado al respeto y para que la plaza «recupere su identidad». ¿Qué quiere decir esto? Nadie lo sabe, si no lo explican.
2. La verdadera razón: el dinero
Cualquiera lo advierte: se trata de un problema económico. Ha declarado Canorea: «No están por la labor de reducir ni un céntimo. Algunos de ellos, sobre todo los de arriba, sí pueden hacerlo, aunque a día de hoy ni se lo plantean».
3. ¿Qué quejas tienen de Sevilla?
No se sabe: han lidiado en esa plaza, en las mejores fechas, con su caché, las ganaderías que eligen. Morante y Manzanares son ídolos de la afición sevillana; El Juli ha abierto varias veces la Puerta del Príncipe; en San Miguel, Perera realizó una de sus grandes faenas... ¿Qué más quieren?
4. No se reúnen con los empresarios
Se ha pasado Canorea al descalificar personalmente a los representantes de los toreros. Pero no es lógico que sólo pueda hablar con tres diestros ya retirados y que las figuras se nieguen a reunirse con los empresarios de Sevilla y Madrid.
5. ¿Harán algún cambio los maestrantes?
No lo creo. Son los propietarios de la plaza pero la contratación de los toreros la hacen los empresarios. Más aún, cuando se apunta tanto a éstos como al canon que cobra la Real Maestranza.
6. ¿Quiénes llenan las plazas?
Nadie lo sabe. Es fácil conocer el número de espectadores y la recaudación en los campos de fútbol (en un partido y en toda la temporada). En las plazas de toros, en cambio, es imposible: no tenemos los datos de asistencia ni económicos. La culpa es de todos los profesionales, que han preferido el oscurantismo. Ahora, lo pagan los empresarios: eso serviría para medir cuánto público atrae realmente cada torero. (Muchos aficionados piden ya que, en vez de una cantidad fija, cobren un porcentaje de la taquilla).
7. ¿Peligra la programación?
Sin estos diestros, evidentemente, cambiarán los carteles sevillanos, empezando por el Domingo de Resurrección. A cambio, puede volver a esta plaza la televisión. Crecerá el papel de Ponce. Y será una oportunidad para otros toreros: Fandiño, Ferrera, Escribano, Del Álamo, Adame... Si los carteles son menos caros, el precio de las entradas deberá bajar. Y no todos los aficionados lamentarán estos cambios, si se abre el abanico de las ganaderías.
8. ¿Un nuevo G-5?
Hasta los miembros del G-10(estos mismos toreros) reconocieron su fracaso: ni lograron sus objetivos ni supieron transmitir sus razones a los aficionados. ¿Vemos ahora una nueva edición, un G-5? De momento, no aclaran bien sus motivos. Tienen abiertas estas páginas para hacerlo, si lo desean; si no, no podrán quejarse de que no se les entiende.
Todo se resume en un viejo refrán: «Donde no hay harina, todo es mohína». La crisis económica obliga a reducir los costes de los espectáculos taurinos: todos los sectores profesionales deben aceptarlo. No vale pedir que se aprieten el cinturón los demás. Si no se unen todos, el panorama de la Fiesta será negrísimo.Desgraciadamente, no parecen entenderlo. Por eso, veremos, pronto,muchas batallas.

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