sábado, 28 de diciembre de 2013

"Quiero seguir picando y vivir plenamente esta profesión tan bonita y a la vez tan difícil"

Antonio ha cumplido en 2013 su décima temporada como picador y ha acompañado a grandes figuras del toreo

NOTICIA DE ANA Mª MAGRO26/12/2013

"Quiero seguir picando y vivir plenamente esta profesión tan bonita y a la vez tan difícil"
El picador santeño Antonio Lavado. FOTO CEDIDA Antonio Lavado
La afición de Antonio Lavado por el mundo del toro le viene desde pequeño, inculcada por su padre -Narciso- y su tío Antonio. Reconoce haber luchado mucho hasta que llegó el momento de su gran oportunidad: ponerse delante de un toro a lomos de un caballo. En 2013 ha cumplido su décima temporada, siendo muchas veces destacadas sus actuaciones como picador por la prensa taurina. El pasado 16 de noviembre recogía en Peralta (Navarra) el premio al 'Mejor Puyazo' de la feria.
Pero para llegar hasta aquí el camino ha sido largo. Antonio aún recuerda sus inicios en la primera finca de reses bravas en la que comenzó a trabajar en el 2000 -'Herguijuela'-, en el parque de Monfragüe, donde montó a caballo y tentó por primera vez. Ya por aquel entonces él sabía que eso era lo suyo. Quería ser picador.
Su profesión le llevaría dos años después a trabajar en la ganadería 'La Jandilla'  de Borja Domecq, en Fuente de Cantos, "el trabajo aquí me ayudó mucho, era todo con caballos -sin coches ni quads- e iban toreros importantes. Me considero totalmente autodidacta, con lo que iba viendo yo mismo aprendí", asegura.
Cuando decidió terminar el trabajo en esa ganadería seguía con la ilusión de picar, compró la ropa, la pata, los hierros y empezó 'a ir a la tapia' a Portugal, a otra finca de Juan Pedro Domecq. "Me costó mucho empezar a tentar-explica-, es muy complicado. Iba a Portugal haciéndome más de 200 kilómetros cada día para ver si me dejaban tentar alguna vaca y cuando, con el paso del tiempo, veía que tentaba yo solo como titular para mí era un orgullo". También tuvo ocasión de conocer al ganadero Joaquín Murteira Grave, en cuya finca tentó varias temporadas. Ambos casos fueron fundamentales en su carrera como picador. "Uno de los días más claves de mi aprendizaje fue cuando piqué como titular en la finca de Portugal, estuve perfecto, fue maravilloso. Por aquella época iba mucho por allí Cayetano Rivera y su apoderado me llamó para darme la enhorabuena", recuerda emocionado.
Debutó de luces en 2003 junto al novillero Diego Ramos, que lo llamó para picar en su alternativa ante el público de Fontanar (Guadalajara), con novillos de la ganadería de Martín Berrocal. Esa temporada Antonio picó 14 ó 15 novilladas, "que no estuvo mal para ser el primer año". A partir de entonces comenzó a ir con novilleros extremeños y ha actuado a las órdenes de toreros de la talla de Miguel Ángel Perera, Ferrera, Talavante, Javier Solís, Ambel Posadas, Jairo de Miguel, Julio Parejo o Murillo Márquez.
Ha toreado en grandes plazas como la de Sevilla, Madrid y en Francia, "donde los picadores están muy bien valorados, allí las corridas y novilladas suelen ser concursos con ganaderías catalogadas como duras -Miuras, Vitorinos...". A su juicio, las corridas más difíciles para el picador en España son las de la zona que ellos mismos denominan el 'valle del terror' -Madrid, Ávila y Toledo-, donde el público quiere un toro grande.
Su 'bautizo de sangre' le llegaría en el año 2006, en una finca de Cayetano Muñoz, en Valencia del Ventoso,  con un percance que le pudo costar la vida. "Me llamaron para picar y allí nos presentamos. Desde el primer momento el caballo no me dio buena espina, cuando llegó el toro al peto, el caballo perdió la cabeza y me echó contra las tablas. Yo caí entre el caballo y la pared, me estaba pisando y nadie era capaz de controlarlo". El resultado fueron nueve costillas rotas, daños en el hombro y el pulmón perforado.
Cuando está delante del toro confiesa que siente más que miedo -que también se lleva- una gran responsabilidad. "El peor momento es cuando te vistes y hasta llegar a la plaza, cuando ves la cara de responsabilidad de los toreros y banderilleros, luego va todo rodado. La experiencia es un grado y llegas de otra forma a la plaza, también vas con mucha responsabilidad, pero con menos miedo y más confianza, con más capacidad para solucionar mejor los problemas".
El único picador de Los Santos, Antonio Lavado, acompaña actualmente a Tomás Angulo, el sevillano Fernando del Toro y el gaditano Barberán. "Quiero seguir picando y espero que me llegue la oportunidad de fichar por un figura del toreo para vivir plenamente esta profesión tan bonita y a la vez tan difícil".

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