lunes, 9 de marzo de 2015

Cuatro orejas para Alejandro Talavante ante una mansurrada de Garcigrande

VÍDEO
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  • El ganado salmantino impidió el lucimiento de El Juli y Perera, que se tuvieron que conformar con un apéndice cada uno

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El lleno en los tendidos era de los que descubren las costuras a una plaza. La particular configuración de los accesos al coso oliventino y el ambientazo que se vivía en las calles de la ciudad, pocos minutos antes de comenzar el festejo, hicieron que, al rodar el primer toro de la tarde, aún hubiera algunos aficionados tratando de acceder a su localidad.
Abrió plaza Julián López Escobar ante el primero de Garcigrande y más de uno tuvo la impresión en la plaza de que Bill Murray había vuelto a Punxsutawney y lo que iba a salir por chiqueros era la marmota de 'Atrapado en el tiempo'. Volvía ser Olivenza, volvía a ser 'El Juli' y volvía a ser Garcigrande. Podíamos apostar doble contra sencillo a que íbamos a ver a un torero muy por encima de su oponente, con una clase y categoría excepcional que, con su maestría y talento, taparía todos los defectos del animal hasta cuajarle una faena que prendiera en los tendidos y que sería recompensada pertinentemente con algún trofeo.
Lástima de casa de apuestas que aceptara este tipo cábalas. Nueva exhibición de poderío de 'El Juli' ante un 'Despensero', que tuvo mejor pitón derecho que izquierdo y que vio la muerte después del primero de los seis estoconazos que vimos ayer sobre el albero oliventino y que concedió a 'El Juli' la primera oreja de la tarde.
El segundo turno correspondía a Miguel Ángel Perera, también experto en este ganado salmantino, quien enganchó al público con un quite por chicuelinas rematado por una tafallera, antes de darse cuenta de que a su oponente, de nombre 'Torbellino', le restaban apenas tres embestidas más en la recámara, después de apretar con peligro a los subalternos en el tercio de banderillas.
El de Puebla del Prior arrancó a su enemigo algunos muletazos sueltos, hasta que este decidió no contribuir más al lucimiento del torero y dar por frustrada cualquier opción de triunfo. Ni siquiera una soberbia estocada sirvió para que Perera tocara pelo. Eso sí 'Torbellino' se llevó una merecidísima pitada en el arrastre.
Con el tercero llegaba la hora de Alejandro Talavante. El pacense iniciaba su faena al capote por tijerillas, hasta que 'Orgulloso' se arrancó a por el caballo de picar. Un quite por gaoneras iniciado con una tafallera acabó de meter al público en la corrida. Con la muleta a la espalda, Talavante se fue en busca del triunfo a base de varias tandas de naturales que acabaron por poner en pie al respetable.
Una vez abierto el muestrario de su repertorio, un pase de las flores y un circular con la mano derecha pusieron la faena en el punto exacto para que una buena estocada convirtiera todo su trabajo en un triunfo seguro. Lejos de aquellos tiempos en los que tantos trofeos se escapaban con el acero, Talavante cobró un magnífico espadazo que acabó con la vida del tercero de Garcigrande.
El más serio de la tarde
El cuarto de la tarde fue, sin duda, el ejemplar más serio del encierro, dentro de la discreta presencia común exhibida por el hierro salmantino ayer en Olivenza. Sin embargo, pronto demostró que sus pocas fuerzas y su falta de casta iban a impedir algo poco habitual en Olivenza, que 'El Juli' abandonara a pie su plaza ante una corrida de Garcigrande.
Dice el refrán que dos no discuten si uno no quiere y ayer por la tarde 'Taponcito' no quiso en absoluto discutir con 'El Juli'. Es más, rehuía con absoluta vocación de manso cualquier confrontación con la muleta del madrileño afincado en Olivenza.
Aún así, la maestría de 'El Juli' logró arrancarle algunos muletazos de mérito, que no sirvieron para que, a pesar de una brillante estocada, fuera recompensado con más de una ovación con salida al tercio.
Puestos a reventar dichos populares, el quinto tampoco estaba por la labor de contribuir al refranero y sí fue malo. Comenzó por escobillarse el pitón izquierdo al derrotar contra un burladero y puso en serios apuros a Joselito Gutiérrez en banderillas antes de que Miguel Ángel Perera brindara al público, poniendo en el cesto de 'Lijador' todos los huevos de su posible triunfo en la feria de Olivenza.
Nuevo ejemplo de poderío de Miguel Ángel Perera ante el único de los ejemplares de la tarde con el hierro de Domingo Hernández, ganadería hermana de Garcigrande, que aceptó embestir un par de veces de forma desordenada antes de que el de Puebla del Prior clavara los pies en el albero oliventino y arrancara el aplauso de los tendidos con una serie de naturales muy quietos.
A partir de ahí, Perera acortó las distancias al toro y el público le agradeció su entrega hasta el punto de que, tras otra gran estocada, consiguiera que la presidencia le concediera una oreja.
'Emoción' en la plaza
El toro que cerraba plaza, de nombre 'Emoción', comenzó por permitir el lucimiento de Juan José Trujillo, subalterno de Alejandro Talavante, quien fue obligado por el público a desmonterarse tras dos soberbios pares de banderillas.
Talavante brindó la muerte de 'Emoción' a Armando Gutiérrez, histórico mozo de espadas de 'El Juli', quien recibió emocionado el reconocimiento desde el callejón, antes de que el pacense iniciara su faena de muleta con una tanda de derechazos de rodillas que puso en pie a los tendidos.
Alejandro Talavante mezcló su toreo con ambas manos, con un denominador común, tandas cortas y mucho tiempo y espacio para cuidar a un toro que, como sus hermanos tenía las fuerzas justas, aunque algo más de raza.
Una tanda de naturales rematada con un molinete y otra en redondo con la derecha sirvieron para subir la temperatura de la faena a la que una nueva gran estocada condujo a la concesión de dos orejas más para el esportón talavantino.
Puerta grande y triunfo absoluto para un torero que apostó por el cambio a mediados de verano y volvió para quedarse.

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