martes, 24 de marzo de 2015

Gran tarde de toros en Coria

FOTOGALERÍA
  • Se cortaron once orejas y el público disfrutó del arte del rejoneo, del buen hacer de cuatro toreros y de un novillero que demostró tener futuro

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Se celebró en la tarde de ayer el esperado espectáculo taurino programado con motivo de la II Feria Internacional del Toro de Coria. El tiempo amenazaba lluvia y unas horas antes del festejo se pensó en lo peor, pues hizo acto de presencia. Los aficionados esperaban que cesara la lluvia y ésta hizo caso y el festival se pudo llevar a cabo, registrando la plaza instalada en el Paseo de La Isla una gran entrada de aproximadamente tres cuartos de la plaza.
El festival en sí deleitó a los aficionados, que pudieron ver en acción el arte del rejoneo en Diego Ventura, que a pesar de que el toro no colaboró en demasía en el transcurso de la lidia, remató su faena con un certero rejón que le valió las dos orejas. Dos buenas faenas siguieron con dos toreros consumados como el placentino Juan Mora, que a última hora sustituyó a Miguel Abellán, que dejó constancia de su arte y buen hacer y que al final de su faena le fueron concedidas las dos orejas. El maestro Ponce con la muleta embelesó a todos demostrando su pulcritud y arte a la hora de dibujar el pase como si de una muestra plástica se tratara. Templar, parar y mandar fueron los denominadores que definen a Ponce y también fue premiada su labor con las dos orejas.
Al que le correspondió la peor parte del lote fue a Javier Conde, con un toro que mostró flojeza durante la lidia y que alargó en demasía, matando de una casi entera y siéndole concedida una oreja.
Pero lo mejor de la tarde tenía que llegar con el torrejoncillano Emilio de Justo, que está pidiendo a voces abrirse paso en las grandes plazas con esa manera de entender el toreo. Estuvo muy centrado en su faena transmitiendo y metiéndose al público en el bolsillo, con buenas tandas de redondos embarcando al toro en la muleta y con series de naturales de gran enjundia. Tenía los trofeos ganados pero antes de la estocada final hasta la bola pinchó dos veces sin soltar. No obstante, le fueron concedidas merecidamente las dos orejas.
Cerró plaza el novillero de Cabezuela del Valle Alejandro Fermín, que brindó su toro a todos los participantes en el festival. Le tocó un toro castaño muy serio al que le realizó una gran faena de todos los estilos, adornándose con el toro y demostrando que tiene futuro por delante. Mató de estocada desprendida y le fueron otorgadas las dos orejas.
Resaltar lo emotivo y original que fue un niño vestido de traje luces que fue el encargado de entregar los trofeos a los matadores y dar la vuelta al ruedo junto con ellos portando las orejas.

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