jueves, 5 de marzo de 2015

«El recuerdo de nuestro padre siempre estará en esta plaza»

VÍDEO
Jacinto Ortiz en las gradas de la plaza de toros de Olivenza. :: j.v. arnelas
  • Jacinto Ortiz, copropietario de la plaza de Olivenza

  • Comparte la propiedad del coso oliventino con su hermano Jesús desde que la heredaron de su padre, promotor de la feria que cumple 25 años

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Un año después de que su padre, Marceliano Ortiz, pusiera en marcha la que hoy es considerada la primera gran feria de la temporada española, Jacinto y Jesús Ortiz se vieron al frente de la propiedad de la plaza que este fin de semana acoge su vigesimoquinta edición.
Para su hermano y para usted, el vigesimoquinto aniversario de la feria de Olivenza ¿es algo más que una efeméride?
Para nosotros supone mucho. Éramos muy jóvenes cuando nos tuvimos que hacer cargo de la plaza por la repentina desaparición de nuestro padre en 1991, sólo año y medio después de que él se hubiera hecho con el control del coso y hubiera puesto en marcha la feria. Hemos vivido muy intensamente estos veinticinco años de la mano de José Cutiño y Joaquín Domínguez, la misma empresa con la que empezamos. Hay que tener en cuenta que estos veinticinco años suponen más de la mitad de nuestras vidas ligados a esta plaza.
Los recuerdos a la figura de su padre son constantes entre quienes se acercan estos días a Olivenza al calor de la feria, ¿considera que ha sido suficientemente reconocido?
Tantos años después te sorprende gratamente como tanto profesionales como medios de comunicación siempre tienen un recuerdo para mi padre como el precursor de la feria. Con el paso del tiempo han sido muchos los que han contribuido en engrandecer esta feria, pero siempre hay quien se afana en dejar claro que él fue su impulsor.
La trascendencia de la feria Olivenza a lo largo de los años no se queda en la plaza ¿cómo contempla usted cómo se transforma la localidad cuando llegan estos días?
La feria supone un revulsivo total para la economía de Olivenza y toda su comarca, porque pasa de ser un pueblo tranquilo a convertirse en un fin de semana en la capital del mundo del toro. La transformación es absoluta. Todos los negocios locales se benefician directa o indirectamente. Hasta el jueves hay una vida y a partir del jueves es otra completamente distinta.

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