domingo, 28 de julio de 2013

Dejad que los niños se acerquen al toreo

Día 25/07/2013 - 15.42h
TEMAS RELACIONADOS

El Juli, Perera y Aguilar brindan una inolvidable clase en los Jardines de Piquío de Santander

Cielo panza de burra en Santander. Un quejío doliente del mar, con un minuto de silencio por las víctimas del accidente ferroviario en Santiago, en medio del jolgorio de las docenas de niños que se habían citado en los Jardines de Piquío.
Pequeños y mayores de distintas localidades santanderinas aclamaban a los héroes que se encaminaban al paradisíaco mirador: El Juli, Miguel Ángel Perera Alberto Aguilar. La terna de toreros impartió una clase de toreo de salón entre una gigantesca expectación. Los jardines se colmaron de capotes y muletas, de ilusiones y torería. Juan, Amanecer, EugeniaSanti y un largo etcétera de chavales prendían la primera llama del toreo con verónicas al viento ante los ojos de sus profesores.
A las once en punto habían llegado los maestros entre la avalancha de niños y grandes. Todos querían una foto, un autógrafo; Chuspi dio una estampita a El Juli, el gran ídolo que torea esta misma tarde con Perera, un detallazo de ambas figuras. El viento se paralizó y el bochorno ahogaba los trastos de torear. Pero pronto llegó la savia fresca de los chiquillos, alguno casi en pañales, como Marco y su cabello dorado de anuncio.
Sus rostros reflejaban la felicidad de quien toca a sus «supermanes» de luces, mientras su afición aumentaba por momentos. Se notaba en su caminar, en ese acercamiento tímido de algunos y el desparpajo de otros.
Pedro, un niño de Ampuero de cuatro años, se llevó de calle a la concurrencia, que colgó el «no hay billetes» en los bellísimos jardines. ¿Cómo te vas a apodar en los ruedos?, le preguntó David Casas, brillante conductor de un acto presidido por el alcalde, Íñigo de la Serna, que tuvo el gesto de acudir en una mañana complicada. «Pedro, el Torero de Oro», respondió con graciosa espontaneidad el chiquillo. ¡Con qué soltura manejó las telas! Habrá que seguir los pasos de estePerico de Oro... Con cadencia algo más experimentada torearon Ismael y Diego, que han aprendido bien los primeros temas de la lección taurina.

Prometedores figuras

En ese juego del toro, algunos quisieron cambiar sus muletitas XS por las XL de verdad, que tenían que coger casi al alimón por el peso.
Los niños sonreían, compartían, observaban... Y los ojos de los maestros se emocionaban, como cuando El Juli recordó sus inicios y les contó a los niños lo que a él le hubiese gustado estar cerca de sus ídolos, como Paco Ojeda y Espartaco. Perera también se refirió al primer torero que le cautivó y el público se sorprendió con una ovación cuando dijo: «A mí me gustaba Jesulín de Ubrique».
Ambos figurones, junto al prometedor Alberto Aguilar, torearon al compás con los niños, mientras se repartían los papeles de toro y torero. El Santander del siglo XXI viajó hasta la España de ese XX en el que los niños jugaban al toro. Desde hoy, aquel entrenimiento, aquella afición, se pondrá otra vez un poquito de moda. Al menos entre el centenar de niños que, una festividad de Santiago, se emocionaron con sus ídolos en las distancias cortas. «Dejad que los niños se acerquen a mí». Dejad que los niños se acerquen al toreo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario