sábado, 13 de julio de 2013

El Juli y Jiménez Fortes se reparten sendas orejas

Pase de pecho de Jiménez Fortes. | Efe
Pase de pecho de Jiménez Fortes. | Efe
A Juan José Padilla lo recibieron en Pamplona como el verdadero héroe que siempre fue aquí, con aquellas corridas de pedernal en las que fundó su fama de gladiador. Un capote de paseo con la figura de San Fermín bordada envolvía su figura de negro y oro. Al toro que abrió plaza de la corrida de El Pilar, enteramente cinqueña, montado, con el lomo quebrado, cuajado y serio, lo saludó genuflexo con el capote, casi rodilla en tierra, para hacérselo todo por el pitón izquierdo a la verónica. El puyazo cayó bajo y sangró al toro con profusión por el pico de la paleta. Las banderillas de Padilla, tras un quite por chicuelinas rematado con vistosa larga, fueron al cuarteo en dos pares. En uno de ellos pidió que le abriesen el cerraado toro, al que ya le pesaban los adentros. Y cerró al violín en medio del delirio. Al inicio en bandera le siguió una serie de derechazos en la que el toro amagó con irse. Lo cambió de terrenos, pero siguió por la misma mano, lo que extrañó después de haber apostado por la izquierda en el capote como si lo viese más claro. Y más claro era: dos veces se le metería por del derecho sin humillar. Por la zocata se abría más, ya con poco fondo. Se cobró media estocada tendida que necesitó del verduguillo.
El Juli no le pegó nada en el caballo a un toro negro y tocado arriba de pitones de Moisés Fraile. Nada es que el primer puyazo no rompió ni la piel. Y antes de que casi ni le metieran las cuerdas en el segundo ya estaba Juli pidiendo el cambio. No le sobraba el poder al de Fraile. Que embestía con nobleza pero apoyado en las manos, sin terminar de viajar ni descolgar. Un toro medio al que Juli le puso todo lo demás. El tranco que faltaba, el ánimo e incluso la chispa de la que carecía para llegar a los tendidos. Tiró y mucho de la embestida para apurarla en la coda buscándole todas las vueltas, en circulares invertidos y así. Apuntó arriba y arriba fue una estocada corta y fulminante. Oreja elaborada.
Fue muy curiosa la escena en que Jiménez Fortes transformó casi media estocada y entera. Estaba viendo de cerca a ver si doblaba el tercero cuando se le arrancó el toro y al poner la mano por delante con instinto defensivo el pomo se encontró con la palma que empujó el estoque hasta los gavilanes. Magia accidental. La verdad es que Fortes había estado muy bien sobre la derecha con una embestida un punto gazapona pero muy franca y humillada. Un defecto, el andarín, digo, que fue corrigiendo con el mando. Los pases de pecho fueron sensacionales. La vez que más despejado y fresco se ha visto al malagueño en esta temporada. Al comprobar que por la izquierda el toro no era igual, volvió a la mano de la cuchara para con un molinete de rodillas abrir una tanda de hinojos arrojada y templada muy pamplonica. Incluso se llegó a pedir la segunda oreja tras la estocada accidental que de inicio solo era casi media delantera.
Padilla se quedó más mosca que un pavo en Navidad después de que el cuarto, como ya había hecho el lavado tercero, se metise por detrás con el capote. No lo vio para banderillear y dejó la tarea en manos de su cuadrilla. El toro se dejó sin clase, de aquí para allá, en una faena movida y deslavazada que concluyó al alza a base de rodillazos. La estocada en los mismos medios parecía mortal, pero el puntillero levantó el toro y El Ciclón se agarró un cabreo importante ante las frustración del trofeo perdido y cambiado por un aviso.
La expresión y las miradas del quinto imponían. Y luego pesaba en la muleta. Pesaba tirar de él y había algo sordo en su embestir no fácil de percibir desde arriba. Exigió al Juli, que trató de romperlo hacia delante no sin esfuerzo. Ese último tramo de muletazo esforzado se hacía cuesta arriba incluso para un figurón como Julián. Con la espada se fue de la suerte en un pinchazo muy trasero y cazó media estocada.
El toro "Langostero", que causó una sangría por la mañana, atendía a todo menos a la muleta, sumamente distraído y sin humillar. Como si ya estuviera saciado del encierro. Por encima del palillo de la muleta de Jiménez Fortes llevaba la testa. Sin maldad pero sin posibilidad de lucimiento. Fortes se pegó un arrimón curioso ante los cortos viajes.

Ficha:

Monumental de Pamplona. Viernes, 12 de julio de 2013. Octava de feria. Lleno de "no hay billetes" (20.000 espectadores). Toros de El Pilar y dos de Moisés Fraile (2º y 6º), todos cinqueños; al serio y sangrado 1º se desfondó; noble el cuajado 2º sin final de viaje; bueno por el derecho el lavado 3º, un punto andarín; de ir y venir sin clase el alocado y estrecho 4º; de serios remate y expresión el 5º, que pesó en la muleta; el montado 6º se desentendió de las telas.
Juan José Padilla, de negro y oro. Media estocada tendida y descabello (silencio). En el cuarto, estocada rinconera y descabello. Aviso (saludos).
El Juli, de azul marino y oro. Estocada corta en todo lo alto (oreja). En el quinto, pinchazo trasero, media estocada y tres descabellos (silencio).
Jiménez Fortes, de champán y oro. Media estocada delantera que se convirtió en entera (oreja y petición). En el sexto, media estocada tendida y varios descabellos. Aviso (palmas de despedida).

No hay comentarios:

Publicar un comentario