martes, 5 de marzo de 2013


La cara y la cruz. El día y la noche. El yin y el yang o, lo que es lo mismo, el ganado de la matinal del domingo en Olivenza y el de la vespertina. Dos conceptos antagónicos. Y es que, si los novillos de 'El Freixo' encandilaron a los aficionados por su buena presentación y juego, los toros de Zalduendo se convirtieron en protagonistas por su mala presencia y comportamiento, que deslucieron una tarde en la que las tres figuras que se anunciaban poco pudieron hacer con ellos (y no porque no lo intentaran).
Como dato anecdótico y objetivo, alguno de los toros que se estoquearon por la tarde pesaron menos que los novillos de la matinal. De ellos pudieron disfrutar los cuatro actuantes, pero especialmente José Garrido y Posada de Maravillas, que salieron a hombros, el último tras indultar a 'Corremantas' el ejemplar de 'El Freixo' herrado con el número 39, de 460 kilos de peso al que instrumentó una gran faena en la que tuvieron un especial protagonismo los naturales, de bella factura. El mayoral, José Manuel Mendez, también abandonó el coso por la puerta grande.
Quien sabe si hubiese podido acompañarles Miguel Ángel Silva, que cortó una oreja a su primero y no pudo hacer nada con el segundo de su lote, que se pegó un fuerte golpe en un burladero y pareció quedase sin fuerzas. No le respondían los cuartos traseros y no tuvo opciones el segedano. También podría haber triunfado Lama de Góngora, de no haber fallado con los aceros en el que cerró plaza, pues también paseó un apéndice del primer ejemplar que lidió.
Se unieron en Olivenza cuatro novilleros con ganas de triunfar y ocho novillos que embestían y transmitían a los tendidos, y regalaron a la afición una faena memorable, de las que crean interés por la fiesta y de las que ayudan a reconciliarse con el toreo. Por varias razones, entre ellas el ansia de triunfo que derrocharon los actuantes y sobre todo, la oportunidad de disfrutar de un soplo de aire fresco.
De todos ellos se pueden resaltar aspectos positivos y los aficionados recordarán las faenas durante mucho tiempo. Sin embargo, pocas cosas pueden destacarse del festejo vespertino. Morante, Manzanares y Talavante se vieron las caras con un encierro de Zalduendo sin opciones, que hizo aburrida la tarde y en el que tan solo hubo pinceladas de calidad.
Lo que también hubo fue protestas del público con respecto a los toros. Tantas que el presidente devolvió a los corrales al segundo de Morante, un ejemplar manso, pero que no presentaba ninguna cojera o descoordinación de sus cuartos traseros. Simplemente adolecía de falta de casta y raza.
Lástima que una tarde de tanta expectación terminase con tanta decepción, como se la llevaron también los aficionados que compraron su entrada y no pudieron acomodarse en sus asientos. Quizás sea necesario algún tipo de control para evitar que se formen largas colas a la hora de acceder al coso y llegar a los asientos.
Los que sí pudieron acomodarse fueron los profesionales que se acercaron ayer a Olivenza, sobre todo matadores de toros como 'El Juli' (en su debut como ganadero en novillada picada) que recibió el brindis de Lama de Góngora o Antonio Ferrera y Raúl Gracia 'El Tato', a los que José Garrido brindó su primer novillo.
También Ferrera se llevó el brindis del que abrió plaza, de Miguel Ángel Silva. Estuvo en el coso Ambel Posada, al que su hermano brindó el novillo con el que debutaba con los del castoreño. Además le acompañaban Antonio Posada y Luis Álvarez, que disfrutaron de su toreo desde el callejón.
Otros matadores que no quisieron perderse la cita fueron Roberto Domínguez, acompañado por la presentadora de televisión, Elena Sánchez, Diego Silveti, Javier Solís, Israel Lancho o Curro Vázquez. Igualmente novilleros como Tulio Salguero, Tomás Campos o Jesús Díez apoyaron a sus compañeros desde el tendido, junto a muchos alumnos de la Escuela Taurina de Badajoz, a la que pertenecían tres de los cuatro actuantes.
Debut... como apoderado
No solo hubo debut en la matinal. En el festejo vespertino debutaba como apoderado de Morante de la Puebla, Antonio Barrera, que estuvo arropando a su torero todo el festejo. Al igual que lo hicieron Toño Matilla con José María Manzanares -también presenció la corrida el padre del matador- o Manuel Martínez con Alejandro Talavante, quien por cierto se resguardó del frío oliventino usando guantes de lana.
Repitió en la plaza el cantante Manolo García, aunque en esta ocasión no se llevó ninguno de los brindis. No estuvo la tarde para muchas dedicatorias...

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