Novillada muy accidentada en Valencia

ANDRÉS AMORÓS / VALENCIA

Día 09/03/2013 - 22.06h

Román gusta en la apertura de la Feria de Fallas con encastados novillos de Fuente Ymbro

EFE

Ostensible gesto de dolor de Román, sin chaquetilla, tras lesionarse el hombro

Comienza la Feria de Fallas con una novillada muy accidentada:excelentes reses de Fuente Ymbro; cornada de Posada de Maravillas; Román roza el triunfo grande pero sufre una lesión en el hombro.

El joven valenciano Román afronta el compromiso de torear dos días seguidos. El tercer novillo de la tarde resulta extraordinario, galopa de maravilla. Lo recibe con faroles de rodillas y un lucido quite. Unnovillo tan bueno supone una oportunidad pero también un riesgo. Román le coge el aire, sobre todo por la izquierda. Lo templa, se adorna con gusto. Mata a la primera, el presidente concede solo una oreja y los paisanos le hacen dar dos vueltas al ruedo.

En el séptimo parece que va a redondear su tarde. Comienza la faena con gusto pero el novillo, muy pronto, le sorprende y le golpea,lesionándole en el hombro. Pasa a la enfermería haciendo gestos de que esperen. Ha iniciado su faena Puerta cuando reaparece Román, sin chaquetilla: vuelve a hacerse cargo del novillo. Curiosamente, ahora cuaja los mejores naturales pero se resiente. No puede entrar a matar, aunque lo intenta, y en medio de una gran confusión vuelve a pasar a la enfermería. Remata al novillo Puerta.

Acierta la empresa al añadir al cartel a Posada de Maravillas, triunfador en Olivenza. En el cuarto, muestra su buen concepto del toreo pero también su falta de oficio : busca la estética, manda poco. Se cuela el novillo y le hiere en el gemelo izquierdo. Después de estoquearlo, pasa a la enfermería, de la que ya no sale.

Antonio Puerta acaba matando cuatro novillos. Lo hace con dignidad y oficio, sin especial brillo. Remata al séptimo, de Román. En el último, lancea de rodillas, conduce bien las embestidas, logra una estocada pero el toro se amorcilla y el presidente le niega la oreja. La vuelta al ruedo final es justo premio.

El francés Juan Leal demuestra quietud, serenidad, más que dominio.