domingo, 27 de enero de 2013


«La tauromaquia es un arte para el deleite, no para el divertimento»

Los Teatros del Canal de Madrid acogen hasta este domingo el último trabajo del dramaturgo Salvador Távora (Sevilla, 1934). La tauromaquia y el flamenco son protagonistas de 'Memorias de un caballo andaluz', donde se conjugan a la perfección ambas artes en clave reivindicativa.
La compañía 'La Cuadra de Sevilla' pone en escena este sueño flamenco-taurino con el que trata de acercar al espectador a la relación estética del caballo andaluz con la fiesta del toro. Los cantes que se incluyen en la obra están concebidos desde la cultura popular, algo que siempre ha estado presente en los espectáculos teatrales de Távora.
El montaje está protagonizado por un caballo real en escena, que a lo largo de la obra tiene distintos recuerdos vinculados con el mundo del toro. Así, las emociones de una plaza se trasladan al teatro, en un trabajo que intentar acercar al espectador al universo de la corrida reglamentada.
Salvador Távora reconoce que la obra está teniendo en Madrid «una acogida magnífica», algo que hace que se sienta muy contento.
-'Memorias de un caballo andaluz' es una llamada poética en clave reivindicativa del mundo del toro y del flamenco. ¿Cómo se trasladan al escenario las emociones que transmiten ambas artes?
-El teatro es una especie de producto mucho más evidencial que intelectual. El trabajo que yo me he propuesto para 'La Cuadra de Sevilla' siempre ha sido en función de una vivencia. Mi vivencia ha sido muy elocuente en el mundo del toro, del flamenco y de las reivindicaciones. No hay arte sin compromiso, el arte debe tener un compromiso, al menos así lo entiendo yo. El teatro, como todas las artes, tiene que cumplir su función social y artística y esto es lo que ocurre con 'Memorias de un caballo andaluz'. Son las memorias de un pasado que no podemos olvidar. Hay muchos detractores y partidarios de la fiesta pero en realidad no hay diálogo entre los que quieren toros y los que no. Los temas del teatro deben ser de actualidad y creo que eso se cumple perfectamente en 'Memorias de un caballo andaluz', que en realidad son las memorias de todos.
-La obra gira en torno a un caballo que recuerda momentos y etapas de su vida, vinculadas muchas de ellas al mundo del toro. ¿Es así?
-Sí, exactamente así. Además está presente también el flamenco. Es muy necesario que tengamos espectáculos que se comprometan con nuestra tradición y con el carácter popular del lenguaje teatral.
-¿Es una forma de acercar al espectador a la cultura taurina?
-Exactamente, pero siempre sin que el compromiso reste belleza al espectáculo. En la tauromaquia es innegable una belleza en el vestuario, en la geometría del toreo, hay belleza en el juego con la muerte y es un real, la obra está muy llena de una belleza que es innegable incluso para los detractores de la fiesta.
-La tauromaquia es un tema controvertido. ¿Por qué se animó a tratarlo en su último montaje?
-He vivido muy de cerca el proceso en Cataluña y eso hizo que tuviese muchas ganas de poner en el escenario todas esas inquietudes, toda esa belleza y a partir de ahí, todas las reivindicaciones.
-No se puede negar que los toros han sido fuente de inspiración para muchos artistas a lo largo de la historia...
-La historia está llena de grandes artistas como Valle Inclán, Federico García Lorca, Rafael Alberti... Muchas personas que han formado la historia de nuestro pueblo durante siglos se han dejado cautivar por la tauromaquia para, de alguna forma, participar de ella y vivirla desde dentro. El toreo está lleno de emociones imposibles de describir.
-Hay muchos toreros que afirman que el flamenco les inspira, ¿por qué cree que son dos artes tan vinculadas?
-Porque son artes populares que no tienen ninguna necesidad de intelectualizarse. No hace falta ir a la universidad para ser torero, es un arte popular que no tiene alfabeto. Con el flamenco pasa lo mismo, no hace falta ir a una academia, es algo que surge de manera espontánea y tiene sus raíces en las costumbres del pueblo. Por eso son artes populares que adquieren categoría, son dos expresiones puramente del pueblo que se hacen excepcionales pero sin necesidad de intelectualizarse.
-La Cuadra de Sevilla se ha caracterizado por tomar como referencia las manifestaciones cotidianas del pueblo, ¿volverá la tauromaquia a ser protagonista de alguno de sus montajes?
-¿Por qué no? Claro que sí, naturalmente. De todas maneras no hay una seguridad en que todo arte que tenga raíces populares tenga una acogida. El problema es que no es un arte para el divertimento, sino para el deleite y hay que separar muy bien lo que es deleite de divertimento. El divertimento es algo que se acerca mucho más al marco de las frivolidades, y el deleite es un sentimiento que se acerca al marco del arte. El flamenco y los toros son artes para el deleite, no para el divertimento.

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