lunes, 11 de febrero de 2013


Muere el torero Lagartijo, sobrino de Manolete

Día 10/02/2013 - 21.33h

Rafael Soria «Lagartijo» contaba con 83 años

El toreo está de luto. Rafael Soria «Lagartijo», decano de los diestros cordobeses, ha dejado de estar entre los presentes para cohabitar con los ausentes. El espada más veterano de la estirpe provincial, que aún disfrutaba de lo terrenal, ha vuelto con el «Monstruo». Rafael Soria Molina, conocido en el ámbito taurómaco por el apodo de Lagartijo, falleció este sábado en Córdoba, a los 83 años, después de sufrir una larga enfermedad.
El matador, nacido de manera accidental en la localidad de Écija(Sevilla), sobrino de Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete», tomó laalternativa el 7 de octubre de 1951 en la plaza cordobesa de Montoro.Apadrinado por Martorell y con Calerito como testigo, el diestro se incorporó a su escalafón con un astado llamado «Rodilla».
Desde que se ha conocido la noticia del fallecimiento, el ámbito taurino ha vivido unos momentos de dolor en todo el orbe. Rafaelito Soria, como se le conocía en su parcela más cercana, ha sido hasta la fecha la persona más representativa que ha podido narrar de primera mano la experiencias del matador de toros más conocido mundialmente, su tío Manuel Rodríguez «Manolete».
ASoria, que hasta hace pocos meses paseaba de manera habitual por las calles de la capital cordobesa, se erigió en los últimos años como el baluarte, la figura más representativa y la más elegante del toreo de Córdoba. Lagartijo, que siempre gozó del respeto y cariños de todo el mundo del toreo, fue una persona cercana, humilde y muy sentimental que, allí donde estuvo, procuró encumbrar y alabar el nombre de Córdoba.
Hace más de cincuenta años, su persona ha sido reclamada para explicar los entresijos de la que ha sido la vida taurina más revisada de la historia, la de su tío Manuel Rodríguez «Manolete». En cada una de sus apariciones en los medios de comunicación, Soria siempre dejó constancia de la «imponente personalidad» que atesoraba su tío, con el que tuvo la oportunidad de compartir los momentos finales de su vida, antes del dramático desenlace en la plaza de toros de Linares, el 29 de agosto de 1947.
Lagartijo, que en innumerables ocasiones ha ejercido de asesor de los toreros cordobeses más contemporáneos, ha dejado un legado personal donde no sólo se le reconocen experiencias y consejos hacia los jóvenes aprendices, sino que también ha servido ha sabido ejercer la personalidad del que se ha conformado como el último señor del toreo de Córdoba.
El toreo está de luto, el cielo taurino de celebración porque tío y sobrino ya pueden encontrarse para rememorar los pasajes de dos vidas dedicadas al mundo del toreo. El funeral se ha celebrado esta tarde en la parroquia de San Miguel.

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