lunes, 18 de febrero de 2013


«Podría haber llegado muy lejos, pero las cosas surgieron así, no me siento frustrado»

Cada mañana se levanta y acude a su finca, a las afueras de Cáceres. Allí pasa la jornada haciendo lo que más le gusta, disfrutar del campo, de la paz que en él se respira y dedicar el día a su cuadra de caballos. «Me siento un privilegiado porque a mí me encanta esto -dice mientras señala sus instalaciones-. No todo el mundo puede hacer un trabajo que le guste, y yo vengo con una ilusión tremenda de trabajar, montar los caballos, echarles de comer, estar con ellos... Lo único que pienso es que dure, que esté bien físicamente. Es lo que quiero».
Son palabras del rejoneador Nano Bravo (Segovia, 1969), que aunque nació en Castilla y León se trasladó con un año a vivir a Cáceres, donde se siente uno más. Empezó a coquetear con el mundo del rejoneo siendo apenas un niño y en el año 1982 comenzó de manera profesional. A lo largo de su trayectoria ha participado en más de 500 festejos.
Ahora el ritmo ha bajado, pero no la afición que siente por ambos mundos. Es por ello que sigue toreando, aunque también domando caballos y preparándolos para torear. Algunos de ellos están ahora en manos de figuras, una doble satisfacción para este rejoneador y experto en el mundo equino.
-¿Qué balance hace de la pasada temporada, en la que cumplió 30 años como rejoneador profesional?
-Ha sido un año complicado, como para toda la gente. Yo me encierro en el picadero y aquí estoy fenomenal, preparando caballos. Vendí algunos el año pasado a figuras del toreo que han toreado en plazas importantes. A mí me divierte prepararlos y ponerlos. Mi objetivo es torear y disfrutar de esto.
-¿Es necesario montar a diario a los caballos de rejoneo?
-Los caballos son como atletas, hay que tenerlos siempre preparados físicamente. Puedes entrenarlos para rejoneo, clásica, alta escuela o vaquera, en la línea que tú quieras, pero siempre dedicando muchísimas horas de trabajo. El caballo, como mejor aprende, es con mucho trabajo. Es como un atleta, cada vez que se prepara tiene que ser a base de trabajo diario. Al caballo hay que montarlo la mayor parte de los días de la semana. Siempre es conveniente dejarlo descansar alguna vez, para que se despeje un poco, pero para que aprendan tienes que montarlo con mucha tranquilidad y paz. Cuando te montes lo importante es que esté a gusto contigo, es una forma buena de aprender. Tienes que intentar que cada vez que trabaje esté a gusto, que no vaya enfadado o de mala manera.
-¿Cómo se prepara un animal para torear? ¿Puede rejonear cualquier caballo?
-En mi opinión el 90% de los caballos puede ser de rejoneo. Otra cosa es que te compense preparar ese porcentaje, porque hay caballos que son más difíciles y te dan mucho trabajo. La media de preparación es de tres años para poder iniciarle en el toreo. Después, en dos o tres temporadas empieza a estar cuajado. En total, la preparación puede llegar a ser de cinco a seis años para que esté bien en una plaza. Si es un caballo complicado, a lo mejor no te compensa, porque tienes que echarle más horas y más tiempo.
-¿Cuáles son las claves?
-Paciencia, trabajo y sabiduría. De lo que se trata es de que la persona que vaya encima del caballo sepa lo que está haciendo. La clave es hacerle entender por donde debe entrar y salir para que no le coja el toro. El caballo debe canalizar su miedo en facilidad para entrar y salir al toro y que salga en forma de quiebro, más airoso. Con los caballos más valientes es más fácil porque entran más convencidos pero son menos artistas porque ese valor hace que simplemente vaya, toree, haga bien las cosas pero sin más florituras.
Tercios
-¿Cómo se sabe si el caballo se utilizará de salida, en banderillas o para el último tercio de la lidia?
-Normalmente buscamos los caballos acorde a lo que queremos, pero eso no significa que se queden durante toda su vida en ese tercio. Para el tercio de salida el caballo debe ser poderoso, con buen tren trasero, equilibrio, deben ser funcionales, con facilidad de movimiento. Buscamos un caballo atlético y con fuerza.
-¿De qué raza suelen ser?
-El caballo que más se da para el tercio de salida que es el cruzado. Anglo-árabe, luso-árabe, anglo-luso, porque siempre tienen un poco más de velocidad o de potencia a la hora de moverse más rápido.
-¿Puede un caballo de salida pasar a banderillas?
-Sí, puede estar una temporada o dos de salida, ves funciona y que va adquiriendo facilidad delante del toro, por lo que lo puedes pasar a banderillas. Donde de verdad valen los caballos y lo aprecian los aficionados es en banderillas, que es donde más luce. Es un tercio en el que comprometes más al caballo, realmente de salida pueden valer la mayoría de caballos. De hecho, a los nuevos los echamos para parar al toro, porque corren detrás del caballo y están más a gusto. A la vista de la gente que no entiende, cuando el toro va siempre detrás del caballo está más a gusto. El problema es cuando el toro está parado y tiene que ir el caballo al toro de frente, hacer quiebros, sacarlo de las tablas, colocarlo, ponerlo ahí.
-¿Y para el último tercio?
-Debe ser un caballo más valiente, fácil, y que se deje llegar más al toro. Eso es lo que buscamos y lo que vemos en los caballos, pero siempre debe tener poderío, ser un caballo equilibrado y tener buena forma física.
-¿El lusitano es el mejor?
-En principio es el que siempre se ha dado para el toreo, pero en mi opinión es mejor cruzado. O bien árabe, inglés o español. Si que es cierto que el caballo lusitano es el que más se da para esto, es una raza más seleccionada para el toreo, pero yo apuesto por el caballo cruzado. La mayoría de los que hay en mi cuadra son lusitanos, pero la madre era cruzada. A lo mejor tienen un 80% de lusitano con un pequeño cruce de inglés o de árabe o bien de español. Cuando yo empezaba se usaban sobre todo hispano-árabes.
-¿De donde viene su afición al mundo ecuestre?
-Desde pequeño. Mi padre era aficionado y tenía caballos y por ahí empecé. Había fiestas camperas y yo me metía con caballos que no sabían ni siquiera torear, pero ahí daba vueltas. Empecé casi de broma a ponerme delante y maté el primer novillo con 11 ó 12 años, siendo un niño. Cuando cumplí 16 ó 17 años me entró el veneno fuerte por el rejoneo y supe que era lo que me gustaba y a lo que quería dedicar mi vida.
-¿Fueron fáciles los inicios?
-Tuve bastantes dificultades en la vida para tirar con esto, porque no he sido una persona pudiente. Todo lo que tengo lo he sacado del caballo y no del toreo. Al mismo tiempo que toreaba me he dedicado a preparar caballos y he vendido algunos, porque el toreo está tan mal que no torean ni las figuras. João Moura es amigo mío y me propuso comprarme cuatro caballos, de los mejores que tenía toreando. Ahora los tiene él y están toreando en todas las ferias importantes.
-Es también una satisfacción ver a sus caballos toreando con una figura como João Moura...
-Los he visto y los veré este año. Ver a algunos con los que he toreado en plazas importantes es una gran satisfacción, ya que esto es muy difícil.
-¿Recuerda las sensaciones de la primera vez que toreó en público?
-Ha pasado mucho tiempo, pero siempre te queda alguna imagen. Recuerdo que salí con un caballo o dos a torear nada más. Me echaron un novillo bastante gordo. Por aquel entonces era un niño y no tenía ni idea, pero me defendí bien porque tenía un caballo viejo que había toreado y era bueno. No recuerdo más porque fue hace muchos años, pero recuerdo sobre todo cuando salió el toro, las vueltas que le daba, escuchar algunos aplausos, la impresión de la gente al ver a un niño. Han sido muchas corridas y vagamente me lo recuerdo.
-Ha sido durante muchos años uno de los representantes del toreo a caballo en Extremadura.
-Sí, la verdad es que sí. Ahora tengo 43 años pero en mis inicios llegué a torear con los Peralta, Buendía, Moura... Logré torear hasta 50 corridas a la temporada, que son muchas, por toda España. Tuve varias campañas fuertes y, si hubiera tenido una persona adecuada, alguien que me hubiera dirigido o llevado, habría podido llegar muy lejos. Lo que pasa es que las cosas surgieron así. No soy una persona frustrada por no haber salido adelante porque yo disfruto aquí cada día, me gusta esto.
-Compagina la preparación de los caballos con el toreo ¿no?
-Sí, me siento feliz tanto preparando caballos para torear como toreando. Tengo la sensación de que no me voy a retirar nunca, porque mientras pueda físicamente no me voy retirar. Pero como me siento bien, tengo los caballos y las instalaciones, sigo toreando vacas, anunciándome en algunas corridas y me veo bien, me encuentro a gusto. No pienso en retirarme y eso me hace sentirme bien. Tengo unos cuantos potros y los estoy preparando con la ilusión de que salgan buenos. Estoy en un buen momento encima del caballo, creo que los entiendo muy bien, que me dan más satisfacciones que nunca, que me bajo muy satisfecho.
-¿Es cierto que la equitación ayuda a evadirse y transmite paz?
-Todos tenemos problemas en la vida diaria, pero yo me monto en un caballo y se me acaban todos. El caballo es lo más honrado que tengo a mi alrededor, nunca te la pega, y siempre estoy satisfecho. Estoy contento, intentando domar caballos difíciles. Los llevo al sitio como antes no los llevaba. Estoy muy feliz.
-Con su experiencia, ¿qué consejo le daría a un rejoneador que esté empezando ahora?
-Recuerdo que una vez me enfadé porque oí en la televisión a un rejoneador decir que esto no podía ser para gente humilde, que tenía que ser para gente pudiente o de dinero. Ahora, con la edad que tengo, sí que lo entiendo, porque he pasado una etapa de mi vida en la que decía que tenía que luchar y tirar para adelante, porque me veía capaz de poder con todo y no tenía nada. Todo lo que he conseguido a sido a base de trabajo, pero pienso que es importante tener a alguien que te eche una mano. Esto es muy costoso, y no solo económicamente. Si no eres gente pudiente, tienes que tener alguien que sepa bien de esto, que te dé unos consejos. Realmente con tres caballos que toreen bien puedes torear, pero claro, poner esos caballos para que toreen y que el jinete ande bien es muy difícil.
Experiencia
-Si empezase ahora, con su experiencia...
-El problema que tengo es ese. Si tuviera ahora 20 años, con lo que sé y las instalaciones que tengo... Pero claro, yo puedo seguir disfrutando de esto, toreando. pero ya no soy un chaval de 20 años con ganas de empezar una carrera. Me siento satisfecho con lo que he aprendido, sigo disfrutando y tengo un montón de cosas que me hacen feliz. Si ahora mismo me dices de tirar adelante con mis caballos y me aseguras que voy a tener apoyo para torear en toda España.
-¿Lo haría?
-Ya no me apetece viajar y tener el trajín que he traído. Antes me iba y tan pronto toreaba en Zamora, al día siguiente en Extremadura, luego tenía que volver a subir para arriba, para abajo. ¿Qué quieres que te diga? Ya no me apetece. Me apetece torear, pero no a ese ritmo, cada cosa tiene que ir a su edad. Si esto mismo me lo hubieses preguntado hace dos años no lo diría, pero ahora sí. Hay que ser realistas y ver las cosas como son porque si no el que se confunde es uno mismo. Ahora mismo disfruto y estoy feliz, me dan satisfacciones mis caballos. Si me sale algo lo toreo, y si no, no tengo problemas con mis caballos, con mis vacas... Cuando puedo mato un toro a puerta cerrada. Lo único que quiero es salud y hasta hoy la tengo. Me encuentro muy bien y encima de un caballo hay que estar físicamente al cien por cien. Espero que me den unos pocos años para poder seguir disfrutando. Montarse en un caballo es fácil, pero dominarlo y enseñarle para que haga cualquier cosa es más difícil.

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