lunes, 8 de septiembre de 2014

Vargas Llosa trae la suerte a Morante en la Goyesca de Ronda

Día 06/09/2014 - 22.37h

El Nobel saca las bolitas en el sorteo y lleva la fortuna al sevillano con un toro al que cortó las dos orejas

En la corrida goyesca de Ronda, uno de los hitos de la temporada, salen a hombrosMorante y El Juli [así lo hemos contado en directo]; no les acompaña Perera porque el presidente le niega una oreja. Los toros de Zalduendo dan un juego bastante deslucido; unos, por flojos; otros, por bruscos o rajados. En un ambiente muy favorable, el festejo resulta grato pero no tan triunfal como otros años. La anécdota puede ser que, en el sorteo matutino, Mario Vargas Llosa mete la mano en el sombrero de ala ancha para sacar la papeleta con los toros que le corresponden a Morante. Y no tiene buena mano solo con la pluma: el cuarto resulta manejable, permite que el diestro muestre su pinturería sevillana.
Después de vivir aquí una de sus tardes más felices, hace un año, al matar seis toros con su arte singular, vuelve Morante, con un precioso vestido negro, bordado en blanco. El primer toro flojea demasiado, ya de salida, y quizá se lastima más en el peto. Esboza el diestro unas verónicas apuraditas, comienza la faena con ayudados por alto; al tercero de cada serie, el toro se para. José Antonio renuncia pronto, en medio del desencanto. El cuarto sale con gas, flojea, apenas le rozan con la puya. Morante se luce colocándolo por tijerillas y ensuaves chicuelinas. En la muleta, se nota que quiere resucitar el éxito del pasado año: se lo enrosca a la cintura y el toro cae. Ya avanzada la faena, logra acompañar con la cintura unos preciosos derechazos, cita al natural de frente (un recuerdo a Manolo Vázquez) y concluye conayudados marca de la casa. Para asombro de algunos, mata muy bien, entrando recto y fácil: dos orejas. No ha sido una faena redonda, completa, pero sí ha estado llena de hermosos chispazos, de pinceladas llenas de torería. Con sus luces y sus sombras, la estética de Morante no tiene ahora parangón.

Al borde del percance

Al Juli le toca el lote más deslucido, corta una oreja a cada uno de sus toros pero sigo sin verle en su mejor momento. El segundo se mueve pero es pegajoso, flaquea pero embiste con cierta brusquedad. También es brusco el diestro en su trasteo: después de dos pases cambiados por la espalda ha de doblarse con él para domeñarlo, liga naturales y mata muy mal: una oreja muy generosa. El quinto es el único que embiste al caballo con fuerza, espera en banderillas y cabecea. Presenciamos una verdadera pelea, en la que Julián muestra su casta y su valor pero sin estética; varias veces está al borde del percance. Mata rápido: otra oreja.
Si esta Plaza es«la de los toreros machos», es lógico que aprecie la rotundidad actual de Perera. Al tercero, que se deja, lo cita de lejos para aprovechar la inercia, liga circulares, impresiona al público con la quietud final de sus «ochos». No mata bien pero corta una oreja.Podían habérsela dado también del último, que mansea y se raja. El diestro espera, aguanta, vacía toda la embestida. Ha estado muy por encima de sus dos enemigos pero parece haber perdido el sitio con la espada.

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