domingo, 22 de febrero de 2015

Los vetos y los pleitos más sonados en el mundo de los toros

Día 19/02/2015 - 13.11h

Salvo Manzanares, ninguna figura del G5 toreará este año en Sevilla. Las polémicas nunca han faltado dentro y fuera del ruedo

«De todo se ha dado en la amplia viña del Señor en la historia del toreo. De palabra, obra y omisión. Si bien es cierto que antes había más belicosidad que en los tiempos que corren. O más rivalidad. Otro concepto de la torería y el compañerismo. Cada peldaño, cada puesto,se jugaba a vida o muerte. Otro sentido del orgullo que a veces se iba de las manos para llegar precisamente a las manos en los casos más extremos de tensión». Lo escribía José Luis Suárez-Guanes en ABC hace un lustro.
Este sabio de la historia del toreo, rememoraba las luchas en el ruedo:desde la bofetada de Raúl Ochoa «Rovira» a Luis Miguel Dominguín en la Feria de Lima de 1949 a la pugna de José María Manzanares y El Soro en Valencia, el 12 de mayo de 1985, tras hacer Manzanares un quite por chicuelinas a un toro de Vicente Ruiz. El Soro la emprendió a golpes con Manzanares, y éste repelió la agresión. Por un quite casi llegaron a las manos Paco Camino y Manuel Benítez «El Cordobés» el 1 de mayo de 1965 en Aranjuez.

El espontáneo

Y hablando del Califa, famosa es la fecha del 18 de mayo de 1968, cuando Miguelín se tiró de espontáneo a un toro suyo. La razón: el haberse apropiado Benítez de una corrida destinada a Miguel Mateo por haber sido desechada la anunciada en el reconocimiento.
Las grandes empresas aparcaron en 1969 a El Cordobés y Palomo Linares por sus pretensiones económicas, y éstos tuvieron que lanzarse a las llamadas «guerrillas» para torear por los pueblos. Un año antes, los mismos toreros, unidos después, lucharon por matar la corrida de Galache en Madrid: triunfó el gancho de Benítez.
En los inicios de los sesenta, iban a crearse dos frentes de toreros capitaneados por Luis Miguel y Ordóñez. El primero decidió no torear y Victoriano Valencia, según declaró en algunas revistas de la época, «fue vetado por el rondeño, ya que iba a instalarse en el grupo comandado por Dominguín».
En los principios de la Transición de los 70, Palomo Linares llegó al estudio de la televisión única de entonces para enzarzarse con Paco Camino, porque al referirse a Sebastián le llamó en tono despectivo «mushasho» (muchacho).

El pleito de los miuras

Popular es también el pleito de los miuras. A principios del pasado siglo,Bombita y Machaquito pidieron más dinero por torear los toros de Zahariche. El empresario de Madrid optó por no contratar a estos dos ases. Por su ausencia salieron a la luz como figuras Rafael «El Gallo», Vicente Pastor, Rodolfo Gaona y El Papa Negro.
Suárez-Guanes recordaba com principal veto, «el que le hicieron aAntonio Bienvenida en 1953 los máximos espadas de la época,Antonio Ordóñez, Rafael Ortega, Jumillano, Pedrés y Antoñete, por pedir Bienvenida la integridad de los pitones de los toros». «Esta situación -cuenta- duró año y medio. Tuvo que alternar Antonio Bienvenida con toreros segundones, mexicanos o en decadencia. Esta situación, en contra del maestro dinástico, se arregló el 2 de julio de 1954 al torear mano a mano en la Corrida de la Prensa con Julio Aparicio. Este último no figuraba entre los «vetadores», pero se dijo que también estaba detrás. Ambos salieron a hombros y se firmó la paz».

Ruptura con México

¿Y qué paso con la ruptura de los toreros españoles con los mexicanos? «Los aztecas de los años 30 empezaban a molestar a las grandes figuras de España y, así, Marcial Lalanda vio cómo Armillita, Lorenzo Garza y El Soldado se acercaban a los primeros puestos, uno de los cuales ocupaba él, tras la irresistible pareja de Manolito Bienvenida y Domingo Ortega. En 1947, Carlos Arruza tapaba a Luis Miguel en la sucesión de Manolete. Dominguín padre, Marcial -apoderado de Pepe Luis Vázquez- y El Papa Negro (sus hijos banderilleaban al igual que Arruza) llevaron la bandera de la nueva ruptura».
Hoy, de la «ruptura» que más se habla es de la del conocido como G5 (Morante, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante) con la empresa de la Maestranza. El perdón de Pagés no bastó para que se produjese el reencuentro. Y Manzanares se ha quedado solo en la Feria de Abril.

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