sábado, 28 de julio de 2012


El Ciclón Padilla sopla con fuerza en el Cantábrico

El Fandi cortó la única oreja a la muy aceptable corrida de Torrestrella en Santander

Día 27/07/2012 - 22.45h
La corrida de Torrestrella, desigualmente presentada, es encastada y de juego muy aceptable. Ha habido petición en todos los toros, salvo en el primero de Padilla (quizá la faena de más enjundia clásica), pero solo se ha otorgado una a El Fandi.
Juan José Padilla es recibido con ovaciones. No es solo la simpatía lógica que suscita por su coraje. Está toreando mejor que nunca lo había hecho. En el primero, serio, que remata en los burladeros, banderillea con conocimiento; sobre todo, el segundo par, de dentro a fuera. En la muleta, el toro se apaga mucho. Dibuja Padilla muletazos clásicos pero es el circular (lo peor) lo que desata el entusiasmo. Se precipita al pinchar. Luego, consigue una gran estocada, perfilándose de verdad, entre los pitones. Se le ve delgado, ágil, seguro de sí. No hubiera sacado más partido de este toro otro diestro.
Si en el primero vemos al Padilla clásico, en el cuarto reaparece el Ciclón. Le da «fiesta» al toro y al público, sabiendo muy bien lo que hace: quiebra un par en tablas y muletea de rodillas. Despliega todo su repertorio, que algunos habían echado de menos en el primero: molinetes, rodillazos... En el centro del ruedo, cita a recibir: pincha antes de la estocada. El toro se amorcilla: pierde los trofeos pero se lleva, intacto, el cariño del público. Y el respeto de los profesionales.
La plaza ruge
El Fandi ofrece su habitual espectáculo con los palos. Le toca el mejor lote. Recibe al burraco segundo con una larga de rodillas. Después de la moviola y el violín, para al toro: la plaza ruge. Como otras veces, baja con la muleta: series muy cortas a un toro que permitía más. Recurre a vueltas y circulares. Mata con seguridad.
El quinto, con muchos pies, es el mejor. Falla David en un par y coloca cuatro. Comienza con derechazos de rodillas en el centro: clamor. Pero no impone su dominio. Mata bien: oreja. Sigo recordando aquellos naturales de Bilbao, cuando iba con Santiago López: ¿por qué no vuelve a eso?
Daniel Luque parece haber encontrado en Santander su patria de adopción. En el tercero, que repite pegajoso, logra muletazos sueltos buenos pero sin acabar de confiarse. Mata de estocada y hay (ya lo suponen) petición y bronca a la presidencia al no concederla.
En el último, muletea con suavidad y temple, pero no «ataca» como otras veces. Esta tarde, no ha llegado a sentirse a gusto del todo. No ha estado mal pero no ha repetido el triunfo rotundo del año pasado. Estocada y (¿lo imaginan?) petición, no concedida.
Muchas peticiones, muchos muletazos de rodillas, faenas muy largas. Si se hubieran cortado cinco orejas, el público hubiera salido feliz. Pero no hubiera cambiado nada.
Continúa Padilla maravilla: el Ciclón sopla también con fuerza en el Cantábrico.
(Lea la crónica completa en la edición impr
esa de ABC)

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