sábado, 15 de septiembre de 2012


Fiesta franco-española

El banderillero Adalid cita al toro sentado en una silla, quiebra limpiamente y el toro lanza por los aires el asiento en una estampa clásica

Día 14/09/2012 - 22.08h
En la primera corrida de la Feria de la Vendimia, lidian toros franceses (de Robert Margé) un diestro francés que se retira, Lescarret, y un salmantino, Castaño: una muestra clara de la universalidad de la Tauromaquia. Eso no choca con su carácter de seña de identidad de la cultura hispánica, reconocida así en el mundo entero.
Los articulos periodísticos, aquí, utilizan muchas palabras taurinas españolas: «corrida, maestro, toreo, cartel, aficionado, novillada, ganadería, mano a mano, sobresaliente». Y muchas palabras no taurinas: «Feria, bodega, tapas, peñas, Macarena, juerga sevillana...»
Las reses de Margé, con más genio que casta, deslucen este primer mano a mano de la Feria. Quizá los momentos más emocionantes se viven en el tercer toro, un cárdeno manso que acude con celo al caballo: da gusto ver cómo este público valora la suerte, aplaude al picador por picar (lo contrario de lo habitual en España). Después, el banderillero Adalid cita al toro sentado en una silla, quiebra limpiamente y el toro lanza por los aires el asiento: como en las estampas clásica del Gordito o de Rafael el Gallo. ¡Bien por Adalid, que coloca también un arriesgado par al quinto! Y bien por su matador, que deja lucirse a su cuadrilla.
Javier Castaño, que triunfó aquí con seis Miuras, no tiene suerte con los muy deslucidos de Margé. Lidia siempre con oficio. Al tercero, le arranca algún muletazo en toriles. Consigue ligar derechazos en el quinto, más manejable, y se vuelca al matar. Tarde de buen profesional, sin brillo.
Se despide Julien Lescarret después una digna carrera de diez años como matador. Brinda al público, a su mujer y a su cuadrilla. Toda la tarde se muestra decidido, voluntarioso, pero sus toros se defienden y él no acierta con la espada. Le despide el público con todo cariño.
Es un placer asistir al rito taurino en el marco milenario de este anfiteatro romano. Al comienzo, suena la «Marcha del toreador», de “Carmen”: Francia y España, unidas por el arte de la Tauromaquia.

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