domingo, 23 de septiembre de 2012


'Todavía tengo un sitio y lucharé por él'

Papá voy a ser torero y me da igual que no te lo creas». Con estas palabras comenzaba una carta que Fernando Cruz (Madrid, 1981) dirigió a su padre siendo apenas un niño. Sus frases, escritas con la característica caligrafía infantil, destilaban fuerza, ganas y sobre todo mucha ilusión. La misma que impregna la vida de cualquiera que decide iniciar su camino en el complejo y difícil mundo del toro.
En esa hoja cuadriculada, Fernando Cruz expresaba su intención de emular a sus diestros predilectos, como Paquirri, Espartaco o Litri. «Y no lo digo en broma», sentenciaba la misiva.
Apenas una década después, debutaba con picadores en Nimes, en febrero de 2002 y con reses de Laget. En esa misma plaza tomaba la alternativa el 28 de mayo de 2004 con 'El Juli' como padrino y José María Manzanares de testigo con astados de Torrealta. Paseó un apéndice de cada uno de los toros de su lote y salió a hombros. Esa temporada hizo siete paseíllos más, la mayoría en cosos franceses como los de Istres o Dax.
En mayo de 2005 confirmó alternativa en Las Ventas con Rivera Ordóñez e Iván García y morlacos de Cuadri. La campaña se saldó con nueve paseíllos. Poco a poco la carrera de Fernando Cruz despegaba y se sumarían 28 festejos un año más tarde, pisando plazas importantes como las de Madrid, Nimes, Pamplona (cortó una oreja y dio una vuelta al ruedo con los de Cebada Gago), Sevilla, Bilbao o Zaragoza.
Tras estar anunciado 25 tardes en 2007, sus compromisos se redujeron a 15 un año después, a siete en 2009 y a tres en 2010.
En 2011 tan solo pudo vestirse de luces en Sahagún, una localidad leonesa en la que paseó dos orejas. Esta temporada, su primer compromiso no llegaría hasta el 15 de agosto, en las corridas que la empresa Taurodelta organiza durante los meses estivales en Madrid. Volvería a Las Ventas y en esta ocasión, a por todas. Por ello pidió a su madre, su mujer y su hermana que acudiesen a la plaza a verle.
Ellas, y el resto de los aficionados fueron testigo de una espeluznante cogida, una de las más graves que han tenido lugar esta temporada en Las Ventas. Un toro de Gavira le propinaba dos cornadas en pierna y abdomen.
Ha pasado poco más de un mes y Fernando Cruz aún tiene molestias. Fueron varios días en la UCI, en los que perdió fuerza y tono muscular y se encontró muy débil por la pérdida de sangre y la ingesta de fuertes antibióticos. Ya puede caminar y dar paseos cortos, llevar una vida normal aunque sin hacer aún ejercicio físico. Sus compañeros le han dado ánimos, el mundo del toro se ha volcado con él a través de las redes sociales e incluso el extremeño Alejandro Talavante llegó a pedir vía twitter a su apoderado, Manuel Martínez 'Chopera', una oportunidad para el joven diestro madrileño. La cita, si todo marcha bien, será en el próximo San Isidro.
-¿Cómo se encuentra?
-Muy bien, bastante más recuperado. La cornada en la pierna me molesta un poquito pero casi podríamos decir que ya está curada. La del abdomen es la que más guerra me está dando. Es una zona más sensible, se me ha hinchado mucho la tripa a raíz de la operación y del porrazo, por el hematoma tan fuerte que me produjo por dentro. Me han hecho una ecografía para ver cómo evolucionaba y me dijeron que iba por muy buen camino. Es cuestión de tiempo, se supone que seguiré con molestias entre dos y tres meses pero lo llevo bien. Lo peor ya ha pasado.
-¿Cómo está siendo el proceso de recuperación?
-Al principio reposo absoluto. Estaba muy débil porque en el hospital perdí fuerza y tono muscular. Tuve una pérdida importante de sangre, tomé muchos antibióticos muy fuertes y eso me debilitó mucho. Poco a poco empecé a caminar, a dar paseos livianos y hace un par de días he empezado a dar paseos más largos, a coger la muleta sin forzar para coger tono muscular en los brazos y poco a poco. De momento aún no puedo correr.
-¿Le han dicho cuando estará recuperado y podrá volver a entrenar y torear de salón?
-De momento no puedo hacer esfuerzos pero sí vida normal. Andar, conducir, hacer recados. Aún no me han dado fechas. El doctor me ha llamado para decirme que quiere verme en el hospital el próximo 27 de septiembre.
-¿Y de ánimos?
-Los toreros estamos todo el día entrenando, toreando de salón, yendo al campo y al verme parado me pongo un poco nervioso. Tenía una corrida el día 30 y otra el 6 de octubre pero no me va a dar tiempo a llegar porque físicamente no estoy recuperado. Prefiero ser prudente antes de darme prisa y que me perjudique a la larga. De ánimos me encuentro bien, no me está afectando estar parado. Me ha ayudado mucho tener un reconocimiento total de la prensa, los compañeros y también de aficionados y amigos. Todos reconocen cómo le planté cara a un toro tan complicado, con la verdad con la que expuse mi concepto del toreo y en las circunstancias en las que me cogió, haciendo un esfuerzo auténtico. Me lo tomo como un triunfo importante.
-¿Por qué?
-Porque desde hace dos años no se habla de mí. La gente del toro me conoce, me respeta y sabe quién soy, pero no se hablaba de mí como yo quería, en prensa y demás. Estaba un poco desplazado. Con este esfuerzo he conseguido que se volviera a hablar de mí, de un torero que no se ha ido de esto sino todo lo contrario, que todavía tiene un sitio y que va a luchar por él.
-¿Le pudo la presión ese día?
-No, llevaba un mes y medio metido en la corrida, muy centrado y mentalizado en que tenía que pasar algo. Cuando llegué a la plaza estaba feliz, con la responsabilidad de la cita pero sin que me pudiese la presión. El toro se me venció en el primer muletazo de la faena por el pitón derecho. Cuando cambié al izquierdo se me venció también y ya marcó mucho la condición que tenía. Volví a intentar una tanda con la diestra, en el primer muletazo se me vino otra vez encima. En ese momento había que decidir si iba para adelante o me quitaba el toro del medio y esperar otra oportunidad. No estaba para esperar oportunidades y tuve que tirar la moneda con mis formas y mi manera de interpretar el toreo, que creo es auténtica y verdadera. En la tercera serie le había pegado un muletazo muy bueno, muy sometido y en el siguiente pase el toro se paró, le toqué, aguanté y en vez de obedecer al toque se me vino al cuerpo y me dio las dos cornadas.
-Lo primero que preguntó en el hospital fue si había estado bien, valiente.
-Quería saber qué sensaciones había dejado hasta el momento del percance, si se había visto la verdad que había mostrado delante del toro, las ganas que tenía. También el interés de cara a la prensa y al aficionado de volver a ganarme otra tarde en Madrid y que supiesen mi nombre.
-¿Ha visto las imágenes?
-Estuve siete días en la UCI. Fueron muy duros, lo pasé muy mal, no descansaba ni comía y no quería meterme más cosas en la cabeza para descansar aún peor. Cuando he llegado a casa he visto recortes de periódicos, revistas e incluso vi un reportaje que me hicieron para televisión.
-La de Madrid era su primera tarde del año. ¿No le desmotiva la situación fuera de los ruedos?
-Es muy duro, sobre todo cuando tú ves en tu interior que eres capaz de estar ahí toda la temporada, no digo 80 corridas, pero sí 20 o 30 a un buen nivel. Por circunstancias me veo parado después de dedicarme un año exclusivamente a mi profesión, entrenando y corriendo para ver si te ponen porque tampoco te aseguran que te vayan a poner. Es difícil. Lo que pasa es que al final, cuando tu vida y tu pasión es esto, y naces para esto, y es tu pasión no queda otra que aguantar y tener claro que por encima de todo eres torero. En mi caso hay algo dentro de mí que me dice que voy a tener la oportunidad, algún día, de expresar lo que llevo dentro.
-Pasó de torear una media de 20 festejos a solo un par de ellos por temporada.
-Hay cosas que te parecen injustas pero no puedes hacer nada, es tu camino y cada uno tiene el suyo. A mí no me gusta quejarme, vivo mi vida, lucho con mis armas y cuando me dan la oportunidad, trato de llegar lo mejor preparado posible para aprovecharla. Ahí es donde hay que llegar para arreglar la situación. A veces ves cosas que no te parecen justas y te afecta pero al final lo que te mantiene vivo es tu pasión por esta profesión a la que has dedicado tu vida. Miras para atrás, ves tu lucha, lo que has hecho y lo que te queda por hacer y ves que cada día entrenando vas mejor, madurando personal y profesionalmente.
-¿Se aferra a la inocencia de su infancia, cuando quería ser torero y escribió a su padre una cara para decírselo?
-Sí, muchas veces lo que te mantiene vivo es agarrarte a esa inocencia que tenemos cuando somos pequeños. Te pones una venda a los ojos a veces para seguir con tus sueños. Con ilusión y esfuerzo he conseguido cosas que yo pensaba que eran inalcanzables. Lo que me hace feliz es el toreo y en ello deposito mis esperanzas hasta que Dios quiera o llegue el día en el que esa ilusión desaparezca, que espero sea dentro de muchos años.
-De momento la ilusión es volver a Las Ventas por San Isidro.
-Cuando toreé el día 15 mi intención era que me embistiese un toro y poder cortar las orejas. Es complicado, por eso lo que quieres es estar bien para que te vuelvan a anunciar. La empresa de Madrid ha tenido una gran sensibilidad y también Talavante, demostrando la grandiosidad del toreo al poner ese mensaje tan bonito a su apoderado. Ves que los que están en una posición privilegiada no se olvidan de sus compañeros cuando lo pasan mal. Eso es de agradecer y dice mucho de él como torero y como persona. El mensaje de la empresa de Madrid, de comprometerse a abrir un hueco en San Isidro para mí, es una ilusión tremenda. Es lo que iba buscando y si cabe se pone aún mejor la situación que en este año, en el que no tenía nada, ni siquiera sabía que me iban a poner en Madrid. Me pusieron el día 15 de agosto, que no es fácil tampoco, y ahora van a anunciarme una tarde en San Isidro. Es algo que me ilusiona, sobre todo de cara a recuperarme cuanto antes y preparame intensamente este invierno. Ojalá que pueda torear una tarde antes de Madrid para llegar lo más rodado posible y aprovechar la oportunidad.

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