sábado, 1 de septiembre de 2012


Morante: «Ningún aficionado debería perderse la despedida de Pepe Luis»

Más expectación en el tentadero-presentación del adiós del torero que en una corrida

Día 29/08/2012 - 20.40h
Minutos antes de las siete de la tarde, con el atardecer de Sevilla en plena ebullición, dos dioses de la torería anclaron sus pies a la polvareda de El Toruño. Se anunciaba oficialmente la despedida de los ruedos de Pepe Luis Vázquez, mano a mano con Morante de la Puebla el 8 de septiembre en Utrera. Los dos artistas se hartaron de compartir autógrafos y fotos con los seguidores que rodeaban a la nube de cámaras. Si fuese tanta gente a las ferias, se esfumaba la crisis de taquilla: ¡Menudo agosto podía haberse embolsado la reventa!
En el patio del cortijo, santuario bravo, se improvisó una sala de prensa para atender a las decenas de medios. El niño de Pepe Luis, con botos, gafas de sol y chaquetilla abotonada, se expresó con naturalidad de su tauromaquia: «¡Qué barbaridad! Cuando he visto tanta gente aquí, me abrumé un poco». Echó la vista atrás, a sus comienzos: «Aquí di mis primeros muletazos. Me lo ha recordado mi padre: «Hijo, ¿tú te acuerdas que en El Toruño toreaste por primera vez?». Y es verdad, yo estaba en la tapia con Manolo González, y mi padre le dijo a don Salvador (Guardiola) que dejase torear a los niños».
Se emociona Pepe Luis, que asegura que nunca dejará de sentirse torero. Y da las gracias por estar a su vera a José Antonio Morante, «santo y seña del toreo clásico, de pellizco y sentimiento».
Abrió plaza Morante, con vaqueros y camisa de lunares anudada a la cintura. Después de expresar su agradecimiento a los medios por «tan masiva acogida». El genio resumió el evento en corto y por derecho: «Ver a Pepe Luis en su última tarde o lo que sea es un lujo, y ningún aficionado debería perdérselo. Y como no me lo quería perder, pues quise estar en el cartel a su lado».
Admirador de tan señera dinastía, deseó al protagonista que «los toros le embistan y que disfrute de una tarde bonita para colmar todas las ilusiones». Siempre el verbo despacioso, como el toreo bueno, serenidad, pausas y ese silencio que rezuma el arte auténtico.
Llegaron luego las palabras bohemias de Paco Dorado. El soñador hacía realidad el cartel que ha revolucionado a la afición del Sur: «Es el acontecimiento de la temporada», dijo el «Comandante», «ahora sólo espero que la plaza se llene, que yo pueda pagar a los toreros y que me queda algo de dinerillo a mí». Y entre la sonrisa generalizada relata el acuerdo: «Le hablé a su padre de lo de la despedida y dijo el maestro Pepe Luis: ¡Este no se despide ni de su padre!». Y se firmó el cartel más torero de Andalucía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario