lunes, 2 de septiembre de 2013

Alejandro Talavante arma el 'Taco': indulto y seis orejas y rabo simbólicos

Talavante sale a hombros de la plaza de toros de Mérida. | Efe
Talavante sale a hombros de la plaza de toros de Mérida. | Efe
El cante desembocó en locura colectiva. El cante grande de Talavante. De toreo y de puro pulmón. Y es que cuando la faena al tercero de su gesto emeritense en solitario tocaba su final y la banda de música había dado paso al silencio, el extremeño se descolgó de hombros, desmayó su toreo y cuerpo y con su grave chorro de voz por bulerías hipnotizó al buen toro de Zalduendo para sacarle un fondo humillado no visto hasta entonces. La plaza en pie ante el cantaorimprovisado.
Fue éste el empujón definitivo a una corrida a más frente al escaparate mundial de TVE y su Canal Internacional, que volvían a los toros en directo casi un año después de Valladolid. Talavante, que había cedido su derechos de imagen, al contrario que las cuadrillas -18.000 euros del ala cobrados un día antes- paseó dos orejas de este tercero pero lo mejor estaba por llegar justo después, en el cuarto, 'Taco' de nombre, de 501 kilos, asaltillado por fuera y por dentro, amexicanado de apariencia y amexicanado en su embestida humillada y de temple infinito.
Alejandro lo cuajó de principio a fin. Macizo. Impactó el soberbio inicio de faena relajado, verticalizada la figura, ganando terreno, con una despaciosidad que hacía intuir una faena para ser recordada por mucho tiempo. Como así fue, como así será. Toro y torero crecieron a una en una conjunción perfecta. Y una sensación de perdón de la vida para un toro que se apoderó de la plaza como un visto y no visto. Hasta dos veces se perfiló a matar Talavante a 'Taco'. Pero para taco, el que formó el torero. Y el que se hubiera formado si el presidente no saca el pañuelo naranja para salvar al zalduendo. El fin último del toreo, en directo y en su máxima expresión.
Tal grado alcanzó la apoteosis que hasta el público se olvidó de solicitar los trofeos simbólicos para Talavante. El extremeño obtenía así el premio a un gesto de torero macho y honrado. Y que sí hace por la Fiesta. El gesto de quedarse en solitario después de que Dios y los tiempos no hubieran permitido a Morante vestirse de luces y no encontrar el extremeño el acompañante deseado. Morante también fue testigo de un ejemplo más de la evolución del toreo Talavante, obseso y preocupado en mejorar cada día. Se apreció esta progresión, esta búsqueda de un estilo propio, en el poso a la hora de andar por la plaza, en la cadencia de sus muletazos al engatillado sexto, o en la frescura de dos faenas iniciales de oreja que le aseguraban de forma prematura una puerta grande..
Una puerta grande multitudinaria que atravesó alzado por la gran cantidad de jóvenes -en torno a medio millar-, que llegaron a Mérida desde distintas asociaciones de toda España y alentados por una oferta cultural promovida por el empresario José María Garzón, empresario de la plaza, alma mater del buen ambiente existente en la ciudad romana durante un fin de semana amable rematado con el éxito final y los gritos de "sí al toreo", en toro a la figura sonriente y a hombros de Alejandro Talavante, el héroe solitario.
FICHA: Plaza de toros de Mérida. Domingo, 1 de septiembre de 2013. Tres cuartos de entrada. Toros de Zalduendo, bien presentados y de buen juego general; con movilidad el mansito 1º; rajado el noble 2º; a más el montadito 3º, que sacó fondo a últimas por el derecho; extraordinadio de temple y humillación el 4º, indultado; deslucido el apagado 5º; repetidor y con clase el serio veleto que hizo 6º.
Alejandro Talavante, de nazareno y oro. Estocada un punto contraria (oreja); en el segundo, estocada atravesada y contraria y descabello (oreja); en el tercero, estocada pasada y descabello (dos orejas); en el cuarto, simuló la estocada tras conceder el indulto el presidente; en el quinto, dos pinchazos y descabello (silencio); en el sexto, estocada desprendida y tres descabellos (ovación desde los medios). Salió a hombros.

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