Segura de León celebra hasta el miércoles sus tradicionales capeas
La población de esta localidad del sur de la región se multiplica para disfrutar de sus festejos taurinos populares
15.09.13 - 00:22 -
Segura de León celebró ayer su fiesta grande del Cristo de la Reja con las capeas que la diferencian. Fiestas tradicionales de interés turístico y ganadero, porque son estos últimos quienes ceden sus vacas -medio bravas medio mansas- para que aquel que se atreva a probar su valor en la plaza, primorosamente construida por los mismos vecinos del pueblo con maderos y tablas atadas con sogas, que conforman tablaos para el público y troneras para librarse de un apretón.
Las capeas de Segura de León comenzaron el viernes y se prolongarán hasta el miércoles día 18 de septiembre. Cada día se inician con la entrada del ganado -cedido por el criador de turno- por la calle de la Fuente, en manada, provocando los primeros sustos. En la plaza, escenario de capeas, se mantienen hasta las seis de la tarde, hora en que hay que encerrarlas en la 'corralá', desde donde saldrán una a una para deleite de muchos y susto de algunos -sobre todo jóvenes- que las quiebran a toda velocidad. Cumplida la suerte, y cuando el ganadero y sus ayudantes lo estiman conveniente, la vaca sale por otra puerta de madera con dirección a los camiones que la devuelven a la finca.
Durante este fin de semana la población de Segura de León se multiplica con la masiva llegada de forasteros que encuentran en las capeas los ingredientes que la hacen única en el sur de Extremadura. Decía un viejo 'capeísta', Antonio Rey de Alba, que para correr vacas en Segura solo había que equiparse de «unas zapatillas corredoras que te harán protagonista».
Y es que todos, propios y extraños, tienen posibilidad de saltar al ruedo de arena y tabla de la plaza de Segura de León para experimentar una sensación que se queda a caballo entre el miedo y la valentía cuando una de esas vacas señoronas, te mira muy cerca del palo donde te has suspendido para evitar la cornada.
El viernes se corrieron las vacas del ganadero José Ignacio Lozano González con un juego espectacular. Una de ellas se metió no ya por entre los maderos que sustentan el tablao, sino por ese espacio donde se esconde el miedo -las troneras- y las vació de indecisos.
Una tormenta inoportuna despejó, en este caso, los tablaos ocupados en su mayoría por mujeres, niños y aquellos a los que ya las piernas no les ayudan.
Pero la fiesta continuó, como ocurrirá en los próximos días, con el capote siempre atento del Cristo de la Reja que este año y excepcionalmente después de trece, no se encuentra en su ermita sino en la parroquia.
Dicen los asiduos que en las Capeas de Segura no se grita '¡olé!' sino '¡uyyyy!' por la cantidad de veces que los mozos se ponen en aprietos delante de las vacas.
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