lunes, 10 de marzo de 2014

Talavante sale a hombros en Olivenza con flojísimos toros

Día 09/03/2014 - 22.04h

Desastrosa corrida de Juan Pedro Domecq en el cierre de feria

Cierra la Feria un cartel atractivo, casi se llena la Plaza pero ladesesperante flojedad de los toros de Juan Pedro Domecq, predilectos de las figuras, da al traste con todo: un verdadero desastre. Sólo se salva Talavante, empujado por sus paisanos, que, gracias a dos buenas estocadas, corta una oreja de cada toro.
El primer toro, chico, derrumba al caballo pero se deja ahí toda la fuerza, queda cortísimo, sin recorrido alguno: una verdadera birria. De nada sirve la sabiduría de Ponce ni sus voces de ánimo. Mata sin estrecharse. El cuarto sale alegre pero, enseguida, comienza a flaquear. Se derrumba después de la vara y vuelve a hacerlo después de una larga cordobesa. Brinda Enrique al público: ¿conseguirá mantenerlo en pie? Conduce las embestidas con suavidad pero el toro se para por completo. ¿De qué sirve la maestría taurina sin toro al que aplicarla? La porfía acaba impacientando al público.

Siniestro total

El segundo es un toro bondadoso pero claudicante: dibuja lancesMorante a un toro que blandea. Vuelve a caerse en banderillas y en la muleta: juega tranquilamente con él hasta que el toro se arrodilla; logra dos derechazos majestuosos. Mata muy tendido: ¡y algunos santos varones piden la oreja! Nos contentamos con demasiado poco. El quinto sale gateando de las verónicas, se derrumba antes de la vara y vuelve a hacerlo antes de banderillas: «siniestro total». Moranteabrevia y mata mal, alargando el brazo: gran escándalo.
Devuelto por inválido el tercero, el sobrero viene y va, sin entregarse; cae antes de la vara y en la faena de muleta. Aprovecha Talavante su docilidad para enroscárselo a la cintura. Los cronistas clásicos hubieran hablado de «una hermanita de la Caridad». Alejandro está sobrado, con este toro, que, al final, se desentiende, se va a tablas. Una buena estocada: una oreja. El último va al suelo al final de cada serie y en muchos muletazos. Talavante juega al toro... sin toro. Otro buen espadazo le vale otra oreja. Lo mejor de la tarde: sus estocadas.

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