lunes, 10 de marzo de 2014

Un rotundo Juli corta un rabo en Olivenza

Día 09/03/2014 - 22.06h

Ferrera logra dos orejas y cae herido

¡Por fin salió el toro! Lo esperábamos con impaciencia, aburridos ya de tantas peleas, comunicados, polémicas y presentaciones. El toro en el ruedo es la verdad de la Fiesta, no el «glamour».
Los toros de Garcigrande, aceptablemente presentados para esta Plaza, son nobles, en general, y justos de fuerzas. La vuelta al ruedo al sexto me parece exagerada.
Antonio Ferrera ha mejorado mucho, es ahora mismo un excelente profesional. Cuida al primero desde el capote; en cuanto le baja la mano, claudica. Muletea reposado mientras el toro aguanta (que es muy poco). Pero se le queda debajo y le echa mano, propinándole unafuerte voltereta. En el quinto, de juego desigual, se la juega de verdad en dos pares al quiebro por dentro, que ponen al público en pie. Provoca la arrancada, arriesga mucho con un toro rebrincado. Al entrar a matar con decisión, tropieza y es herido, en el suelo: recoge las dos orejas y pasa por su pie a la enfermería.
La seguridad del Juli es más que notable. En el segundo, pronto, que se deja, hace el poste, baja la mano, lleva a la res prendida en la muleta.Faena ligerita, de mucho mando, rubricada con circulares y estocada: dos orejas. Se supera en el sexto: se dobla, tira de él, lo somete en un palmo de terreno, lo mete enseguida en el canasto. ¡Lástima que retrase la pierna contraria, en vez de cargar la suerte! Metido entre los pitones, enlaza circulares por los dos lados, en un arrimón que pone al público de pie. Certera estocada: orejas y rabo.

Con solemnidad

El tercer toro también flojea pero tiene algo de picante. Manzanareslancea con solemnidad, acompaña la embestida con muletazos templados, estéticos, sin lograr el mando apetecido. Y falla al matar. Algo parecido sucede en el séptimo, en el que se luce con los palosCurro Javier. El toro no se entrega, flojea; el diestro tarda en cogerle el aire. Da muchos muletazos pero no logra faena lucida y se nota que no lo ve claro al matar, lo que ha sido su fuerte. Quizá es el comienzo de temporada...
Perera le toca el peor lote pero se muestra muy seguro. Devuelto el cuarto, le toca un sobrero muy manso, que huye a tablas. Miguel Ángel aguanta, le deja la muleta en la cara, manda mucho pero el toro tarda en cuadrar y la gente se enfría: una labor de más mérito que brillo. El último es muy flojo, deslucido, protesta. El diestro vuelve a estar muy firme, le pisa su terreno, pero no cabe más éxito.
(Lea la crónica completa en la edición impresa de ABC y en Kioskoymas)

Parte facultativo

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