domingo, 17 de junio de 2012


Iván Fandiño: «No entraría en un G-10, prefiero gobernar mi vida y jugar yo con mi pan»

El matador de Orduña cumple este sábado el gesto de encerrarse con seis toros en Bilbao en el L aniversario de la plaza

Día 15/06/2012 - 16.03h
Iván Fandiño: «No entraría en un G-10, prefiero gobernar mi vida y jugar yo con mi pan»
RAÚL DOBLADO
Minutos después de la última prueba del vestido que se enfundará este sábado en Bilbao, hablamos con Iván Fandiño. Su verbo es como su toreo, en estado puro, sin medias tintas. Pasen y lean.
—Falta un día para estar en capilla. ¿A qué dedica las últimas horas?
—No me vuelvo loco. Con total tranquilidad, en el campo.
Es el quinto matador que se encierra con seis toros en Bilbao. Y dicen que no hay un número cinco malo.
—Me encantaría, sobre todo porque ahora mismo se lo debo a la afición, a esa gente que confió en mí y que por la cogida de Málaga no pudo verme el año pasado en Bilbao.
—Siguiendo el simil futbolístico de moda, el de la Roja, no hay cuatro sin cinco...
—Ojalá que salga todo bien. Voy con la mente abierta a cualquier cosa que pueda pasar. Lo que deseo es que la gente salga con una sonrisa en la boca.
—Disculpe que le contradiga, pero a veces, más que sonrisas, descubre caras de espanto...
—Esta es una profesión de riesgo, en la que hay que llevar al tendido el sentimiento. Además, eso también me encanta, que quien vaya a ver a Fandiño no salga indiferente de la plaza, o porque he toreado muy bien o porque lo que he hecho ha tenido mucha verdad.
—Si Belmonte dijo que se torea como se es, usted también escribe como es: al lector de ABC le sorprendió, y ensalzó, el artículo en el que hablaba con la verdad al desnudo.
—El problema que tenemos es que somos políticamente muy correctos. Yo tengo una forma de ver la vida muy seca y muy real. Me va bien como soy. Habrá gente a la que no le guste, y que le ofenda. Pero voy con las verdades por delante.
—No fue tarea fácil convencer a la Junta Administrativa de su actuación en solitario en el 50 aniversario de Vista Alegre. Pero el que la sigue, la consigue...
—Son un cúmulo de muchas circunstancias. Hemos tenido la oportunidad de salirnos con la muestra en una fecha que creo que va a ser histórica. Fusionamos las dos ideas y llegamos a un acuerdo positivo.
—El hecho de que sea corrida concurso parece dificultar más las cosas.
—Puede que sí, pero no me importa. Estamos entrando en una vorágine en la que los toreros tendemos a acomodarnos, a ir siempre lo más aliviados posible. Y debemos preguntarnos muchas cosas. El toreo a nosotros nos ha dado mucho, pero cuando acabemos nuestra carrera seremos capaces de respondernos a la pregunta de qué hemos hecho nosotros por el toreo. Quiero tener muchas respuestas a esa pregunta.
—De momento, alguna tiene...
—Quiero tener muchas más. No quiero pasar a la historia como uno más, sino con una carrera llena de gestos.
—Tal y como habla, me atrevería a decir que nunca se arrimaría a una especie de G-10.
—No se equivoca. Cada uno debe ser libre de manejar su vida, aunque deba buscarse el bien común de la Fiesta. Siempre he dicho una cosa: los toreros ante todo debemos ser enemigos, porque de ahí depende la rivalidad. El aficionado tiene que ver un choque entre toreros. Yo no sé por qué se llama G-10, prefiero seguir mi camino y ser el que gobierne mi vida y el que juegue con mi pan.
—Hay que tener un corazón de acero para encerrarse con seis toros de encastes varios y un corazón muy noble para destinar los honorarios a una causa benéfica tras semejante esfuerzo.
—Sé la época que atravesamos en España. Es mi pequeño grano de arena. Yo no estoy boyante, ni me sobra nada, pero en agradecimiento a la afición quiero ayudar a los más necesitados.
—¿Por qué no le vemos compartir cartel con las primeras figuras?
—Yo toreo con todo el mundo. ¿Por qué no estoy? No lo sé, prefiero que sean ellas las que contesten. No quiero ser esclavo de mis palabras. El tiempo dirá si me tienen que hacer un hueco.
—¿Le motiva de modo especial medirse con alguna figura?
—Con todo el que se vista de torero. No soy persona de poner sellos ni tampoco de rencores. El primer rival mío soy yo mismo; partiendo de esa base quiero ponerme en los primeros puestos y para eso tengo que medirme con esos que los ocupan.
—Escribió en ABC que el sistema no pone las cosas fáciles, algo más a los de biberón de plata, pero que en su caso solo tuvo la teta de su madre.
—¿Sabe qué? Cuando se remonta con tesón, esfuerzo y sacrificio, esa dureza te curte y acaba resultando muy satisfactoria. Te da confianza para superar cualquier adversidad.
—El toreo no distingue de padre ni de madre, ni de madrileño, catalán, sevillano o vasco.
—Antiguamente se decía que para ser torero había que nacer de Despeñaperros para abajo, pero eso ha pasado a segundo plano. No hay que ser de ninguna parte para expresarse en el ruedo. A modo de anécdota, un día me dijeron que los de Bilbao nacemos donde queremos.
—¡Chulería bilbaína y de torero!
—(Risas). Me hizo mucha gracia el comentario.
—¿A quién dirá adiós mañana?
—Es algo que va con mi forma de ver la profesión. En los patios de cuadrillas muchas veces se dice eso de «hoy me voy a jugar la vida». ¿A ver? ¡Si esa es tu obligación! Todos los públicos tienen el mismo derecho y hay que arriesgar lo mismo en todas las plazas.
—No le gustaría a muchos estar en la piel de su familia.
—La noche antes de torear hablo con mi madre. «Hijo, con cuidado». Y yo le digo: «¡Mama, no me digas nada!» En la plaza no se puede ir de mentira, porque se pierde el reconocimiento de la afición.
—El vestido es un secreto que quiere guardar como el de una novia.
—Es un azul Bilbao (entre eléctrico y marino). Va a tener simbología con el País Vasco.
—La Fiesta no tiene fronteras.
—Quiero reinvindicar que en Euskadi la afición está muy arraigada. Será bonito ver que me visto con enigmas o simbologías del País Vasco.
—¿Le da miedo que Bildu prohíba la libertad de ir a los toros?
—No es que me dé miedo, pero sí te pones un poco a la defensiva. En Cataluña tampoco creían que fuese a pasar. Y mire... Vamos a tener que tomar cartas en el asunto, porque cuanto más fuertes se hagan en la oscuridad, antes nos pueden dar una sorpresa y dejarnos sin nuestra libertad.
—¿Le motiva que se televise el acontecimiento por cadenas autonómicas?
—Me hace especial ilusión, porque esas cadenas ya confiaron en mí en los inicios. Además, habrá gente de Castilla La Mancha, Madrid y más lugares que por la crisis económica no se podrá desplazar. Así podrán ser partícipes.
—Parece no estar al margen del negro panorama de la Economía.
—Me preocupa mucho. He tenido la gran suerte, aunque me ha costado lo mío, de empezar a ascender en 2010. Estos últimos años, que en general han sido muy difíciles para todos, he vidido los momentos más bonitos y crecientes de mi vida profesional y personal. Me gusta la soledad del campo, pero no me evado de los problemas de la sociedad. No estoy ajeno a los males de mi pueblo.
—¿Necesita la Fiesta un rescate?
—Necesita el compromiso de todos los profesionales para que no entre en una monotonía.

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