martes, 12 de junio de 2012


La plaza de Plasencia demuestra que prefiere calidad a cantidad

La afición apenas respondió en el festival y la corrida del viernes y sí lo hizo en los dos últimos espectáculos 

12.06.12 - 00:16 - 
Cuatro festejos distintos para sendos públicos. Así se presentaba este año la feria taurina de Plasencia. Un festival sin picadores para abrir el serial, una corrida con toreros 'mediáticos' para atraer a los espectadores en general, un cartel con tres de los diestros punteros en el escalafón y un festejo de rejones para finalizar, pues existe interés por el mundo equino en la ciudad. Sin embargo, se puede dividir lo sucedido en dos partes: una primera mitad con carencias en cuanto a toros y toreros y una segunda con calidad para el aficionado, aunque con matices a pulir de cara a próximos años.
La respuesta del público a cada uno de los espectáculos da buena cuenta del interés suscitado entre la afición de la capital del Jerte. Apenas un cuarto de entrada los dos primeros días y tres cuartos y media plaza los segundos (a pesar de que el domingo se celebró el festejo a las nueve de la noche, después del partido de fútbol de la selección).
Abrió el ciclo un festival sin caballos en el que se anunciaron reses de Antonio López Gibaja para los matadores de toros Canales Rivera y Víctor Janeiro y el joven novillero César Valencia. En manos de este último estuvo lo más destacado de la tarde, un chaval que tiene proyección y agradó con su concepto del toreo. Le correspondió en suerte un ejemplar, el último de la tarde, al que se le pidió el indulto. También destacó el quinto de la tarde.
Sin embargo resulta poco atractivo este tipo de festejo para el aficionado que hubiese preferido, en líneas generales, una novillada para dar oportunidades a los más jóvenes, más aún cuando la cercana localidad de Cabezuela del Valle cuenta con un novillero destacado en la Escuela Taurina de Badajoz: Alejandro Fermín.
El segundo de los festejos, una corrida de toros de Hermanos García Jiménez con 'El Cordobés', Francisco Rivera Ordóñez y Esaú Fernández, apoderado por la nueva empresa, Eventauro. La escasa respuesta del público placentino demostró el poco interés de este tipo de festejos. Destacaron los toros, pero no por su buen juego, sino lamentablemente por su mala presentación y su carencia de casta y transmisión así como su escasez de fuerzas.
A pesar de ello se concedieron con excesiva generosidad un total de siete orejas y un rabo. El público salió muy contento del espectáculo pero sin duda la plaza de toros de Plasencia bajó en exigencia y en seriedad. Lo más positivo fueron los detalles que, dentro de lo que le permitieron los astados, pudo dejar Esaú Fernández, un torero joven que derrochaba ganas aunque aún le falte templarse algo más.
Los toros de Juan Pedro Domecq que se lidiaron el sábado resultaron mejor presentados que los del día anterior, con más cara y presencia, aunque también mansearon, fueron nobles en su conjunto. Uno de los momentos más destacados de la tarde lo puso José María Manzanares, que mató recibiendo al primero de su lote. Solo la estocada mereció la oreja que paseó. Otra se llevó Juan José Padilla que demostró su valentía aunque tuvo que ponerlo todo ante ejemplares muy parados y sin transmisión, que terminaron pegados a las tablas.
Lo más destacado fueron las dos faenas de Alejandro Talavante que, aunque no pudo rematar con la espada, quedaron en la retina del aficionado, por su inspiración y por el aire fresco con el que parece haber impregnado su tauromaquia esta temporada. Gustó mucho el torero de Badajoz y paseó dos orejas que le abrieron la puerta grande. Eso sí, esa tarde no hubo tercio de varas. Tampoco la anterior. Con esos ejemplares resultaba imposible.
Cerró la feria de Plasencia el festejo de rejones, con toros que resultaron muy parados -como viene siendo habitual en el encaste Murube- y que lidiaron Fermín Bohórquez, Diego Ventura y João Moura, tres cortes distintos que aportaron tedio, emoción y elegancia, respectivamente. Con el fin de la feria toca analizar lo sucedido y observar los fallos y los aciertos para evitarlos o repetirlos de cara a un próximo serial.

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