lunes, 20 de mayo de 2013


Una tarde heroica bajo la tormenta de Madrid

Día 19/05/2013 - 23.39h

Bautista, Del Álamo y Silveti cortan una oreja a una noble corrida de Bohórquez y un gran toro de Carmen Segovia

Desde el comienzo de la corrida, los nubarrones negros cubren Las Ventas, se desatan ráfagas huracanadas, hay que encender las luces. En el segundo toro, estalla la tormenta. En el tercero, un diluvio de granizo; lo veo rebotar sobre el lomo del toro (una estampa insólita). Torear en estas condiciones es un disparate; algo heroico pero disparatado. Pero resulta que, en estas circunstancias tan adversas, los tres diestros se sobreponen y dan lo mejor de sí; cada uno corta un merecido trofeo.
Vuelven a Las Ventas, para diestros de a pie, los toros de Fermín Bohórquez, reservados durante años para los rejones, con la nobleza atribuida al encaste Murube. Es un regreso feliz: en general, son nobles y manejables. También destaca el excelente toro cuarto, de Carmen Segovia.
Juan Bautista ha demostrado de sobra su facilidad con los toros y su calidad pero le acecha el riesgo de la aparente frialdad. El primer toro es huido, noble pero demasiado soso. En medio del huracán, el diestro traza muletazos compuestos pero fríos, como la tarde. Después de la granizada, el cuarto toro embiste con nobleza notable y Juan Bautista la aprovecha bien. Lo dobla con gusto, flexionando la rodilla; corre la mano en los naturales; traza muletazos relajados, con los pies juntos, no todos limpios. Una gran estocada pone en su mano la oreja.
Juan del Álamo, de Ciudad Rodrigo, fue brillante novillero, acusó el paso al escalafón superior, está intentado remontar. Posee cualidades para ello. El segundo toro es suelto, flojo. Logra verónicas limpias y replica Silveti con ceñidos delantales. Bajo la tormenta, Juan se echa enseguida la muleta a la izquierda. Se le ve suelto, variado, pero el toro se para, la faena no cuaja y falla con el descabello. Ya sin lluvia, el quinto embiste con mucha clase al capote del diestro, que se luce en verónicas. El toro galopa pero se apaga un poco. Juan liga derechazos con gusto, mejora en naturales lentos y se atraca al matar : aunque tarda el toro en caer, merecida oreja. Es un diestro recuperable.
Diego Silveti, doctorado hace un par de años, ha crecido artísticamente en la campaña invernal americana. La granizada no le arredra, en el tercero. Derrocha valor en verónicas y gaoneras. Con la muleta se muestra muy decidido, firme, seguro: en esta circunstancias, parece imposible. Se gana al público y corta la primera oreja de la tarde. El sexto embiste cruzado, pone en apuros a los banderilleros, se para en la muleta. Diego está digno: no cabe más.

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