domingo, 19 de mayo de 2013


Victorino arrastra a Alejandro Talavante

Talavante torea de muleta. | Efe
Talavante torea de muleta. | Efe
Una ovación rotunda sonó cuando Talavante asomó por el portón de cuadrillas. Vestido de rioja y azabache, se desmonteró para hacer en solitario el paseíllo más importante de su vida. La plaza se hizo clamor para sacarlo al tercio en agradecimiento por su apuesta. Nunca había matado una victorinada.
Boticario abrió el sexteto de Victorino. Largo, vareado, con la cara abierta, fibra, se quedó por debajo del capote de Alejandro. Enredó el viento y lo cambió de terrenos. Buen puyazo del hermano de El Cid. Cortó el toro en banderillas apuntando lo que sería. Se metía mucho por dentro en la muleta y reponía con sentido. Alejandro Talavante lo pasó con dignidad y brevedad. Con la espada esbozó lo que luego cargaría como cruz: las estocadas atravesadas sin muerte.
Muroalto de alto no tenía nada. Más bien lo contrario y escaso por detrás. Lomo quebrado, algo ensillado. Escarbó. Mucho capotazo y mucho aire. Carecía de la mejor virtud de la casa: la humillación. Sobre las piernas, como la lidia, la apertura. Sobre la derecha, lo tapaba a su altura, pero por la forma de torear de Talavante por esa mano se abrían ventanas. No fue así con el cuajado tercero, Matacanas por nombre. Degollado y sin papada. AT lo bordó al natural de menos a más. Humillaba el toro con franqueza. Talavante estuvo superior al natural y creciéndose hasta el cenit de una tanda de cinco naturales, cinco. Torerísimo el remate de un ayudado por alto a dos manos. Alguna trincherilla. Ese era el pitón del victorino. Lo esperó mucho, se lo dejo venir, asentado, la muleta muerta. Caliente la faena, la plaza no rota en la misma dimensión. Un paso estéril por la derecha y vuelta a la mano de los euros, a pies juntos, muy manolovazquez. Y abrió el compás. Muy roto. La orejaba estaba cantada. Pero otro espadazo atravesado retardó la muerte. Siempre dura en los victorinos. El descabello dio al traste con el trofeo.
Majito, un cárdeno claro que hacía honor a su nombre, fue manso. Se produjo el primer quite de la tarde, por chicuelinas. El toro de Victorino se presta poco. No quería caballo. Se vino abajo en la muleta. Fue la mejor y más recta estocada.
El muy bajo quinto, Plazajero, humilló mucho y con motor de salida. Tanto que provocó el mejor saludo con el capote de Alejandro Talavante. Pero se hundió sin casta. Talavante lo intentó en vano por una y otra mano. No había fondo. Con la espada se produjo el primer pinchazo de tarde. Y otra estocada atravesada que hizo guardia feamente.
La nula casta fue la tónica. Andando la corrida y sin romper. Ni en bueno ni en malo, malo. Mala de desborida. Como el sexto, salió Talavante con la espada de verdad. Decepcionante la tourada. Que no ayudó en nada. Desbravada.

Ficha:
Monumental de las Ventas. Sábado, 18 de mayo de 2013. Décima de feria. Lleno de no hay billetes. Toros de Victorino Martín, de diferentes hechuras y remates, de caras muy abiertas por delante; largo y enjuto el 1º, que se metía por dentro y reponía; bajo y terciado el 2º sin humillar; rematado y hondo el 3º, bueno por el izquierdo; manso el bonito 4º que se vino abajo; el terciado 5º apuntó y se paró; el 6º se fundió casi desde salida; desbravado conjunto.
Alejandro Talavante, de rioja y azabache. Estocada atravesada que asoma y estocada (silencio); en el segundo, estocada atravesada, tendida y algo contraria y descabello (silencio); en el tercero, estocada atravesada y seis descabellos. Aviso (saludos); en el cuarto, estocada (silencio); en el quinto, pinchazo, estocada atravesada que hace guardia, pinchazo y media estocada (silencio); en el sexto, estocada y descabello (silencio).

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