domingo, 19 de agosto de 2012


El extremeño Leonardo Hernández hace historia en Vista Alegre

El rejoneador de Badajoz se mete a la afición de Bilbao en el bolsillo con una faena que fue de mucho menos a más 

19.08.12 - 00:15 - 


Ya el pasado año hube de lidiar por estos mismos lares sin el capote de los geniales apuntes de Luis García Campos. Peleaba entonces el maestro contra una enfermedad que, desgraciadamente, le ganó la batalla la madrugada del pasado 29 de agosto. Hasta en la fecha de su muerte fue más torero que ninguno. Sepan ustedes que con el adiós de 'Maravilla' perdimos, además de a uno de los más destacados pintores impresionistas del siglo XX, de larga, brillante y reconocida trayectoria artística, a uno de los más ilustres y cabales aficionados de Vista Alegre y, personalmente, a un amigo y un compañero. Aunque me abandonara, precisamente cuando viajaba a Linares, sirvan estas líneas para homenajear al maestro, eterno por gracia de sus ágiles pinceles. Va por usted.
Pasará el tiempo y Leonardo Hernández no olvidará su tercer paseíllo en Vista Alegre. Tampoco el respetable. Gran tarde del rejoneador extremeño que abandonó el coso triunfante y a hombros. Un dato, en los dieciocho años que Matías González lleva al frente del palco presidencial, un solo rejoneador, Pablo Hermoso de Mendoza, obtuvo el pasaporte para cruzar el umbral de la ansiada puerta grande. Lo hizo hasta en tres ocasiones.
Fue el tercer ejemplar en el orden de lidia, un toro de gran clase, con motor y notable fondo. Ya de salida, 'Gitano', que así se llamó el armonioso astado de Ángel Sánchez y Sánchez, ofreció descolgadas, acompasadas y largas embestidas. Tan evidente fue su calidad que Leonardo, montado a lomos de 'Olé', decidió clavar los dos rejones de castigo atacando de frente y batiendo al pitón contrario. Sin lugar a los innecesarios tiempos muertos, inmediatamente cambiada la cabalgadura, 'Templario' cautivó al público por sus redondas hechuras.
Tres expuestas y reunidas banderillas, ligadas a ceñidas piruetas elevaron progresivamente el diapasón de una faena construida de más a mucho más. Casi hasta el infinito. Llegó entonces el turno de 'Xarope', un diablo con el rejoneador pudo conjugar con medido equilibrio ortodoxia, para ejecutar las suertes con clasicismo, y heterodoxia, para dominar la escena y envolver en espectacularidad tan destacada labor.
Subrayar un extraordinario par de banderillas largas a dos manos ejecutado en la corta distancia y de milimétrico ajuste. Y tres cortas clavadas en la suerte del violín. Afinado por lo 'oído' desde el tendido. Con el público entregado, refrendó Leonardo su faena con más de medio rejonazo de muerte clavado en todo lo alto. Tras un adorno de rodillas, rodó el morlaco sin puntilla. Teñidos de blancos los tendidos, unánime la petición, el presidente concedió las dos orejas.
Abanto y huidizo de salida, el ejemplar que cerró plaza exigió habilidad en el transcurso del primer tercio. Ahormadas sus deslucidas embestidas, Leonardo y 'Verdi' debieron esperar para ajustar el momento de los embroques. Tanto que al rematar la segunda banderilla, el equino fue prendido sin aparentes consecuencias por el cuarto delantero.
Venido a menos y agarrado al piso el toro, 'Quieto' y 'Xarope' permitieron que el rejoneador volviera a meter la mano con inusitada facilidad e importantes dosis de confianza. Una rosa y un certero rejón de muerte, contrario y caído, corroboraron la madurez de un torero que ayer dejó de ser una promesa para convertirse en figura del toreo a caballo. Tiempo al tiempo.
Por su parte, el maestro Hermoso de Mendoza pagó ayer tarde las consecuencias de abrir festejo y feria. De otro modo no logro entender la frialdad con la que fue acogida por el respetable su primera actuación. Toro encastado y con transmisión el primero, un animal al que el navarro enceló y ganó el terreno en el primer tercio. Tres banderillas de alta escuela y gradualmente reunidas, permitieron a 'Chenel' torear de costado a su entero antojo y pegar dos pasadas por los adentros de poner los pelos de punta.
No perdonó
La primera de ellas fue un templadísimo pase del desdén. Acusado el esfuerzo, el comportamiento del toro bajó, es por ello que Hermoso tiró de 'Viriato', un caballo que, además de ofrecer con sinceridad los pechos, fue capaz de enganchar, conducir y girarse en un palmo de terreno para clavar una sensacional banderilla. Para aficionados. Ya con el toro puesto por delante, tres cortas a un rejón de muerte tendido, lo que provocó que el toro tardara en doblar las manos. Y, por lo visto, eso es algo que el público de rejones no perdonó. Inexplicable. A su segundo, un toro soso y de limitado fondo, incapaz de rematar las embestidas, Hermoso de Mendoza le cimentó una breve y meritoria lidia en la que sobresalió la capacidad de 'Manolete' para aguantar al preciso momento del embroque de las suertes.
El lote más ingrato del variado encierro de Ángel Sánchez y Sánchez correspondió a Sergio Galán. Su primero, reservón parado e incierto, probó permanentemente a 'Ojeda' y 'Trópico', caballos que terminaron acusando la incomodidad del astado.
Frente al quinto, un toro descastado y apagado, Galán intentó sin suerte romper hacia delante al morlaco a lomos de 'Vidrié'. Y es que el toro no se arrancó a los apoyos posteriores de 'Apolo', ni siquiera a sus desafiantes 'pasat'. Imposible a todas luces.

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