lunes, 13 de agosto de 2012


Talavante, protagonista de un improvisado mano a mano

Una lesión de Cayetano redujo el cartel y el extremeño salió airoso del duelo con Morante de la Puebla 

13.08.12 - 00:07 - 
Talavante, protagonista de un improvisado mano a mano

La corrida quedó en un mano a mano entre Morante de la Puebla y Alejandro Talavante porque el tercer espada, Cayetano, resultó arrollado por el segundo de la tarde y salió lesionado del avatar con una fuerte contusión en el tobillo izquierdo.
El triunfador fue Alejandro Talavante que pasó inadvertido al recibir al segundo. Desigual quite por chicuelinas con algún embarullamiento. Con la muleta enlazó una serie de derechazos en terrenos de cercanías. Una tanda de muy buen ver, con su toreo peculiar. Prosiguió en parecida tónica en otra y, después, llegó una más baja, posterior. Perdió el ritmo con el toro huido y distraído que entraba andando y sin ninguna posibilidad.
En cuarto lugar salió el que hubiera hecho quinto, por correrse el turno. Talavante recibió a la res con ajustadas chicuelinas. El toro -ya sin vara- se enceló en el caballo.
Empezó, Talavante, con pases altos, pero perdió la muleta. Nuevos muletazos del mismo modo, pase del péndulo y de pecho, de forma consecutiva, que llegan al público, pero el astado se cae. Recuperado este de la caída, tres derechazos de lo más entonados y un logrado pase de pecho. Siguió, Alejandro, con la derecha, totalmente centrado y en su habitual línea. Una tanda en la que ligó un pase con otro en todo momento. Continuó a gran altura en los naturales en dos rondas y con sus barrocos y personales remates como aderezo. Sacó a relucir todo su repertorio accesorio y se adornó, el extremeño, con tres arrucinas logradísimas. Se llegó al cúlmen de la faena, que terminó con una tanda de bernadinas por los dos lados. Faena de dos orejas de haber matado a la primera. Un trasteo lleno de temple, inspiración y personalidad.
Cumplió Talavante en los lances de recibo al sexto. Pases por alto estáticos en el inicio del trasteo. Una serie diestra templada y rítmica y un personal pase de pecho. Otra ligadísima, de perfecto engranaje. Los naturales los remató con un sorpresivo pase por la espalda. Además de imaginación, como en el pase de las flores, llegaron los redondísimos impresionantes demostrativos de lo puesto que está este año: arrollándolo todo. Un festón final de manoletinas dio paso a una mala racha estoqueadora que disipó un merecido premio.
Con la muleta, Morante, le anduvo con gusto y donaire. No se acopló por la izquierda y tuvo que cortar por lo sano al fallar su antagonista. Primero con muletazos suaves y templados y , después, con otros de simple trámite. El de la Puebla entró a matar huyendo. Los pitos al diestro al arrastrarse el toro se convirtieron en silencio en el veredicto final.
Salió en tercer lugar el que iba a ser cuarto. Le fallaron las fuerzas repetidamente, desde el principio, e incomprensiblemente fue mantenido en el ruedo. Morante vio que todo era imposible.
Unas estupendas verónicas de recibo al quinto rematadas por una serpentina, chicuelinas de porte al llevarlo al caballo y una media, después, armónica y de gusto, en el quite, tras esbozos veroniqueadores. Ya con la muleta: ayudados profundos para empezar. El toro se para y parece agotarse, pero, Morante, le arranca unos derechazos llenos de torería. Insistió con gusto con un material no muy factible, pero dejó en el recuerdo su buen hacer, aunque fuese intermitente y a pesar de lo muy mal que mató.

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