martes, 14 de agosto de 2012


Perera corta una oreja en Gijón

14.08.12 - 00:01 - 
Los toros de Sánchez Arjona denotaron calidad de salida, pero, enseguida, se vinieron abajo y al llegar a la faena de muleta terminaron quedados, con poco recorrido y casi ningún motor. Fue una pena.
Uceda Leal pasó inadvertido en el saludo al primero, que salió alegre para luego desvanecerse. Quite de trámite del matador. Brindó el madrileño al público y anduvo a su oponente con torería: empezó a izquierdas, ganando terreno para pasar a una tanda con la derecha rematada con un pectoral de rango. Una serie bastante mejor, casi rayana en lo óptimo, que confirma que ese torero se transfigura en Gijón, donde ha hecho tantas logradas faenas. En la tercera serie el toro resultó más apagado. Volvió a mantener el ritmo alto en un toreo más accesorio y al final el estoconazo de la casa. Oreja de ley a pesar de los altos y bajos.
Grisáceos en el primer tercio del cuarto. Se lo sacó para las afueras, con la muleta, y toreó francamente bien con la mano de escribir con mimo, temple y gustándose. La faena rezumó torería, aunque le faltara transmisión. El trasteo se desvaneció algo al final por quedarse corto el antagonista. Llegó otro espadazo de ley y aunque la presidencia tardó en dar el sí no hay que olvidar que una estocada magistral es siempre una oreja.
Sebastián Castella no cuajó las verónicas de recibo a su primero. Pero sí las chicuelinas subsiguientes. El quite posterior, por tafalleras, le salió lucido. Suaves tanteos previos y molinete de recibo. Derechazos templados, suaves, límpidos y péndulo final de cierre. Firme la ronda posterior. Continuó con suavidad y tersura al natural. El toro empezó a ponerse reservón y los muletazos salieron de uno en uno. Un descabello después de la entrada a matar disipó un reconocimiento mayor. El quinto era un precioso burraco. Nada tampoco se le vio a Castella con el percal. Ya, con la tela roja, ayudados por bajo, instrumentados con la izquierda de muy buen sabor. Excelente labor diestra que va en ese quehacer suyo tan característico, muy cerca de los pitones. El toro se aplomó, una constante de toda la corrida, y Castella le tuvo que sacar los muletazos de forma intermitente y al acabar con la izquierda no pasó de voluntarioso.
Perera midió, en el primer tercio, las fuerzas del tercero. Se lució en un quite por saltilleras. Con la muleta lo pasó con bien, en derechazos en los que puso afán, denuedo y bastante buen tono. Otra tanda de la misma composición y al quedarse el animal se tuvo que enfriar la labor. Se arrimó al natural, aunque sacó los muletazos a cuentagotas. Con la derecha, a dos centímetros de la cornamenta, dio paso a su conocido arrimón de cercanías. Buena estocada, tras previo pinchazo.
El sexto pareció tener más gas de lo habitual. Perera inició la faena con unos pases cambiados de péndulo. Pareció centrarse enseguida y tras unos derechazos acabó con un arrogante pase de pecho. Continuó con muletazos largos, pero al volver a perder recorrrido el burel tuvieron que llegar las intermitencias, aunque con logros aislados. El pacense pareció, en un momento, ir a más, aunque al valiente conjunto le faltó unidad. Dejó paso a la galería en su toreo cercano y emborronó su trabajo al caer la espada bastante baja y trasera. Valga la oreja por su férrea voluntad.

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