martes, 28 de agosto de 2012


Torería de Morante y entrega de Luque

Ambos diestros cortaron sendas orejas ayer en Cuenca. Compartieron cartel con Talavante, que cosechó saludos y ovación 

28.08.12 - 00:04 - 
Torería de Morante y entrega de Luque
Pitos para Morante ayer en Cuenca en el primero de su lote, que no supo cogerle la medida a un toro suelto de salida que no atendió al capote del De la Puebla. Ciertos signos de mansedumbre propiciaron que Morante solo lo probara un poco por el izquierdo y otro poquito por el derecho, y nada más. La actitud del torero le granjeó una sonora pitada.
Una pena el fallo con la espada de Talavante, que le privó de tocar pelo, y eso que hubo leve petición. El extremeño, que mató de un bajonazo, tiró en los aceros una buena faena a un encastado y noble toro de José Vázquez, al que le sacó excelentes series por el izquierdo, por el que se sustentó casi toda la faena. Por el derecho lo intentó, pero el toro no tomaba ni uno. Se hizo corta la faena de Talavante, y es que el toro todavía tenía fuerzas para un par de tandas más.
Disposición y entrega de Daniel Luque ante un tercero de José Vázquez reservón, soso y sin transmisión. Se empeñó el de Gerena y pudo sacarle naturales de notable trazo, con las zapatillas hundidas en el albero. Basó su faena en el izquierdo, ya que por el derecho no tenía ni uno. Mató de estocada caída, pero la gente supo ver su gran trabajo con este toro y pidió la oreja con fuerza.
Después, Morante en su máxima expresión. Lanceó a la verónica como solo el artista sabe hacerlo y los pitos del primero tornaron en olés rotundos. Chicuelinas al paso para llevarlo al caballo y tres verónicas y una media de cartel empezaron a meter al público en faena. Empeño en la faena muleteril, cuando el de José Vázquez empezó a rajarse. Derechazos con los riñones encajados y algún natural artístico al más puro concepto de Morante. La petición no fue a más porque tardó mucho en matar, yéndose hasta la puerta de toriles para que el toro estuviera más cómodo. Estocada tendida tras aviso.
Imposible sacarle faena al quinto de la tarde, que desoyendo el refranero español, fue el peor del encierro. Desclasado y descastado, solo sabía pegar tornillazos y escarbar en busca de la nada en el albero. Fue pitado en el arrastre. Eso llevó a Talavante a desesperarse, pues venía con muchas ganas, y no matar bien: media delantera tras pinchazo; aún así, saludó una ovación desde el tercio por su empeño.
Casta la de Luque ante el complicado y peligroso sexto. Otro toro desclasado que ponía el ¡uy! en los tendidos en cada derrote. Se llevó un enorme susto al quedar vendido en la cara del toro, que le propinó una voltereta tremenda. Esos segundos se hicieron interminables. Pasó a la enfermería. Saludó una ovación tremenda a la entrega absoluta.

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