martes, 14 de agosto de 2012


Un duelo de titanes con cinco orejas

'Morante' y 'El Juli' abrieron la Puerta Grande ayer en San Sebastián 

14.08.12 - 00:03 - 
Un duelo de titanes con cinco orejas
Era, para casi todo el mundo, el cartel de la Feria. Y nadie salió decepcionado. Cinco orejas y, tras los trofeos conseguidos, la obligada puerta grande para Morante y 'El Juli' no es algo que se ve todos los días y hasta hubiera podido ser de mayor traca la fiesta si Talavante hubiera finiquitado de modo más ortodoxo a su primero.
Ayer fue un día para haber usado el famoso photoshop pegando la faena de capote de Morante a su primero con la faena de muleta a su segundo. El resultado hubiera sido una especie de delirio (con matices) pero delirio al fin. Hizo el de La Puebla unos lances de recibo firma de la casa. Mentón apretado abajo, suerte cargada, manos como pájaros dando vuelo al capote y una media de remate de las que provocan el 'olé' aún sin querer expresarlo. Pero 'Ropalimpia', el primero de su lote y de la tarde, hizo enseguida cosas feas después de derribar a Cristóbal Cruz. El toro fue a menos y sólo pudo Morante sacar el famoso y triste uno más uno más uno más otro. Espaciados, sin alma. El toro no se dejaba y lo despachó poco ortodoxamente a la primera de cambio. La cosa fue a mayores en su segundo, cuarto de la tarde. Lo centró con mucha clase; llevó embebido al toro en la muleta; ligó como Dios manda hasta conseguir series soberbias por ambos pitones con remates torerísimos de muleta plegada en el brazo. Magnífica estocada y Puerta Grande donostiarra.
'El Juli' volvió a demostrar que le valen todos los toros. Los buenos, los malos y los regulares. Pudo con el flojo primero de su lote. Escarbón, flojo de fuelle y de manos y desinflado en la muleta y lo consiguió administrando en su justa medida el llevarlo a media altura con los reposos debidos para que 'Ventoso' aguantara el temporal. Ahí cayó la primera oreja tras una estocada no muy ortodoxa pero efectiva.
El 'Juli' más redondo fue el que pudo verse en el quinto de la tarde. Un 'cuvillo' que permitió, dentro de un orden, más dibujos y más faena en definitiva. El madrileño dio ante él lo mejor de su repertorio. Magníficas series con amas manos, adornos, circulares y hasta arrimones espeluznantes con la barriga a milímetros del toro. Unas manoletinas sencillamente suicidas remataron la faena. Puerta grande.
Alejandro Talavante pudo haber acompañado a sus compañeros de terna en la salida a hombros de ayer. Rozó la suerte pero no llegó a cerrarla en su mano. Y no fue por falta de ganas ni de clase ni de entrega. El pacense cumplió lo que prometió cuando recogió éste año la Concha de Oro que se le debía. Desde el recibo a la verónica hasta la faena de muleta pasando por un quite con el capote a la espalda y resolución espectacular tras el embroque. Todo fue una exhibición de ganas, entrega y arte de un torero que ha subido como la espuma desde que los 'Choperitas' le pusieron bajo su sombra y le dieron corridas. Una estocada muy defectuosa le privó de los trofefeos que hubieran podido, probablemente, igualar a los de sus compañeros de terna.
Talavante no se arrugó y volvió a por todas en el sexto, segundo de su lote. Pero el toro que cerró tarde y plaza fue el más enrazado y violento de los seis. Un despiste de medio segundo, quizá por confiarse demasiado, le mandó al suelo tras un enganchón que hizo temer males mayores. La cosa no fue a más y, descalzo, porfió ante 'Campanito' sin lograr lo que, lógicamente, hubiera deseado. No fue faena tan completa como la primera pero sí con mayor mérito por las pocas virtudes del toro. Media estocada y dos descabellos hicieron imposible el sueño del magnífico torero pacense. Otra vez será.

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